“Libérate
de toda atadura o constricción
consciente para que tu
cuerpo pueda relajarse en los ritmos del universo. Mueve tu cuerpo,
ejercítalo y mantenlo en movimiento”.
A traves del trabajo corporal, desde el movimiento soltamos los bloqueos y nos conectamos a conciencia con nuestros cuerpos,
despejando las ataduras mentales que le hemos impuesto.
"Nuestro cuerpo, nuestra mente , nuestras emociones, nuestra
fisiología entera está cambiando a cada momento en función de la hora
del día, de los ciclos de la luna,
las estaciones e incluso
las mareas. Nuestro cuerpo es parte del universo y, en última
instancia, todo lo que sucede en el
universo afecta a su
fisiología. Los ritmos biológicos son una expresión de los ritmos de la Tierra
en relación con todo el cosmos, y sólo cuatro de ellos (los ritmos
diarios, los ritmos
de las mareas, los
mensuales y lunares) son la base de todos los demás ritmos de nuestro
cuerpo.
La Tierra
gira sobre su eje, por lo que experimentamos
un ciclo de 24 horas de
día y noche al que llamamos ritmo circadiano. Dicho ritmo se basa en el
giro de la Tierra y, al formar parte de ella, también todo nuestro cuerpo gira siguiendo el ritmo
de la Tierra. Cuando
este ritmo biológico se ve interrumpido,
por ejemplo, por algún
viaje de larga distancia, sentimos jet-lag. También cuando nos quedamos
trabajando toda una noche,
aunque descansemos
durante el día no nos sentimos del todo bien, ya que nuestros ritmos
biológicos están desacompasados con
los ritmos cósmicos.
Los
ritmos de las mareas también
afectan a nuestra
fisiología. Estos ritmos son el resultado del efecto gravitatorio del
sol, la luna y las estrellas de galaxias
distantes sobre los
océanos del planeta Tierra. En nuestro interior nosotros también tenemos
un océano similar a los de nuestro
planeta. Más del 60 por
ciento de nuestro cuerpo es agua, y más del 60 por ciento de nuestro
planeta es agua. Por lo tanto,
experimentamos en
nuestra propia fisiología las pleamares y las bajamares y los flujos y
reflujos de las mareas. Cuando nos
sentimos incómodos es
porque nuestro cuerpo está fuera de sincronía con el cuerpo del
universo. Pasar tiempo cerca del mar
o en cualquier sitio
natural puede ayudarnos a sincronizar nuestros ritmos con los de la
naturaleza.
El ritmo lunar es un ciclo de veintiocho
días que se produce como
resultado del movimiento relativo
de la Tierra,
el sol y la luna. Dicho ritmo es evidente considerando
el crecimiento y
decrecimiento de la luna. Vemos la luna llena, media luna, dejamos de
verla, y el ciclo vuelve a empezar
otra vez. La fertilidad
humana y la menstruación son buenos ejemplos de ritmos lunares, pero hay
otros muchos ciclos de veintiocho
días. Cuando trabajaba
como medico en una sala de urgencias, era de esperar que atendiésemos a
más pacientes con determinados
tipos de problemas
dependiendo de la hora del día y de los ciclos de la luna
Hay
otros ritmos y ciclos que oscilan
cada pocos segundos,
como las ondas cerebrales y electrocardiográficas, mientras que otros
como los ritmos ultradianos duran
desde treinta minutos a
veinticuatro horas. Hay ciclos dentro de otros ciclos, alcanzándose un
elevado nivel de complejidad
que en su conjunto
funciona al unísono como una sinfonía.
Todos
esos ritmos crean la sinfonía
del universo; cuerpo y
mente siempre están intentando sincronizar sus ritmos con los ritmos
universales.
Separar
el cuerpo y la mente del
resto del cosmos es no
ver las cosas como son. El sistema cuerpo-mente forma parte de una
inteligencia superior, es parte
del cosmos, y los ritmos
cósmicos generan cambios profundos en nuestra fisiología. El universo
es una verdadera sinfonía de
las estrellas. Y cuando
nuestro cuerpo y nuestra mente están sincronizados con dicha sinfonía,
todo se da espontáneamente
y sin esfuerzo, y la
exuberancia del universo fluye a través de nosotros en glorioso éxtasis.
Cuando
los ritmos de nuestro cuerpo
y mente están
sincronizados con los ritmos de la naturaleza, cuando vivimos en armonía
con la vida, vivimos en estado de gracia.
Vivir en gracia es
experimentar ese estado de conciencia en el que las cosas fluyen sin
esfuerzo y nuestros deseos son satisfechos
con facilidad. La gracia
es mágica y sincrónica, está llena de coincidencias y es maravillosa.
Es ese factor de la buena suerte.
Pero para vivir en la gracia es
necesario que permitamos que la
inteligencia de la naturaleza fluya
a través de nosotros sin interferir
con él.
Teóricamente,
si estuviésemos totalmente
alineados con el cosmos,
si estuviésemos en completa armonía con sus ritmos y si tuviésemos cero
estres, habría muy poca entropía
en nuestro cuerpo.
Nuestro cuerpo no envejecería si estuviésemos completamente
sincronizados con los ciclos del universo.
Si su entropía no se
incrementase, estaría dentro de la escala del universo, que se mide en
ciclos cósmicos o eones de tiempo.
Pero
nuestro sistema cuerpo-mente
no está perfectamente
alineado con los ritmos del universo; ¿por qué es así? Por el estrés. Ya
lo ves, en cuanto tenemos un
pensamiento, cualquier
pensamiento, éste interfiere con la tendencia innata de los ritmos
biológicos a sincronizarse con los
universales.
¿Cómo
interferimos con la inteligencia
de la naturaleza? En
términos espirituales, podemos decir que interferimos cuando nos
identificamos con la imagen que tenemos
de nosotros mismos y
perdemos de vista a nuestro ser interior; cuando perdemos nuestra
sensación de conexión con nuestra alma,
nuestra fuente. En
términos más comunes, podemos decir que interferimos cuando empezamos a
preocuparnos, cuando empezamos
a
anticipar
problemas, cuando empezamos
a pensar en lo que
podría salir mal. Cuando intentamos controlarlo todo, cuando nos
asustamos, cuando nos sentimos aislados;
todas esas cosas
interfieren con el flujo de la inteligencia de la naturaleza. Cada vez
que sentimos resistencia, frustración,
que las cosas van mal,
que exigen demasiado esfuerzo, es porque estamos desconectados de
nuestra fuente, el campo de la pura
conciencia, que se
manifiesta en la infinita diversidad del universo. El estado de miedo es
el estado de separación; es resistencia
hacia lo que es. Cuando
no oponemos resistencia todo es espontáneo y sencillo, no exige
esfuerzo.
Nuestro
cuerpo nos está hablando
constantemente mediante
señales de comodidad e incomodidad, placer y dolor, atracción y
repulsión. Cuando prestamos atención
a las sutiles
indicaciones de nuestras sensaciones corporales, accedemos a la
inteligencia intuitiva. Dicha inteligencia es
contextual, relacional,
enriquecedora, holística y sabia. La inteligencia intuitiva es más
detallada y precisa que cualquier
otra cosa existente en
el reino del pensamiento racional. La intuición no es pensamiento; es
ese campo cósmico de información
no localizado que nos
susurra en el silencio que hay entre nuestros pensamientos. Por lo
tanto, cuando hacemos caso de la
inteligencia interior de
nuestro cuerpo, que es el genio supremo y definitivo, nos estamos
introduciendo en el universo y
accediendo a una
información a la que no suele tener
acceso la mayor parte de la gente.
Cuando
hagamos caso de la sabiduría
de nuestro cuerpo,
cuando seamos conscientes de las sensaciones de nuestro cuerpo,
conoceremos el cosmos entero, ya que experimentamos
todo el cosmos en
nuestro cuerpo en forma de sensaciones. Cuando no estamos en armonía con
los ritmos universales, la señal
que nos llega es de
incomodidad, ya sea física, mental o emocional. Cuando fluimos en
armonía con el universo, la señal que
nos llega es una
sensación de comodidad, de alegría, de que todo es fácil.
En
realidad, esas sensaciones son
la voz del espíritu, que
nos habla al nivel de sentimiento más sintonizado de nuestro cuerpo.
Cuando ofrezcamos a nuestro
cuerpo una profunda
atención, escucharemos la voz del espíritu, porque nuestro cuerpo es una
bioordenador constantemente conectado
con la mente cósmica.
Nuestro cuerpo tiene una habilidad informática que lo capacita para
reparar instantáneamente en la infinidad
de detalles que crean
cada acontecimiento de nuestra vida.
Sabiendo
todo esto, ¿por qué no
tratas a tu cuerpo con
respeto y lo cuidas? Cuida de él con amorosa atención. Aliméntalo con
comida
saludable
y agua fresca. Aliméntalo
con la frescura de la
tierra y con los colores del arco iris que la tierra ofrece en forma de
frutas y vegetales. Bebe intensamente
las aguas de la Tierra para que ellas
puedan abrir las líneas de comunicación
e inteligencia que corren a
través
de tus tejidos y de tu torrente
sanguíneo. Respira
profundamente para que tus pulmones se expandan por completo con el
aire.
Libérate
de toda atadura o constricción
consciente para que tu
cuerpo pueda relajarse en los ritmos del universo. Mueve tu cuerpo,
ejercítalo y mantenlo en movimiento.
Comprométete a
mantenerlo libre de toxinas, tanto físicas como emocionales. No lo
contamines con bebidas o alimentos muertos,
químicos tóxicos,
relaciones o emociones tóxicas en forma de ira, miedo o culpa. Asegúrate
de alimentar tus relaciones saludables
y no albergues rencores
ni resentimientos. La salud de cada célula
contribuye
directamente a tu estado
de bienestar, ya que
cada célula es un punto de conciencia en el campo de conciencia que tú
eres.
Cuerpo
y mente son la danza del
universo y, cuanto más
bailen con el universo, más alegría, vitalidad, energía, creatividad,
sincronicidad y armonía experimentarás.
Puedes permanecer
sintonizado a tu cuerpo siendo consciente de cómo bailas con el
universo. Si prestas atención a los ritmos
y ciclos de tu cuerpo y
mente y te familiarizas un poco con los ritmos cósmicos, verás cómo
puedes sincronizar los ritmos
de tu cuerpo con los
del
universo. No tienes que ser ningún experto, simplemente presta un poco
de atención a esto. Observa
cómo te sientes en
diferentes momentos del día y del mes dependiendo del ciclo lunar. Mira
al cielo y fíjate en los ciclos
de la luna. Si lees el
diario, mira los horarios de la pleamar y la bajamar. Siente tu cuerpo y
observa cómo se relaciona
con cada estación.
Entiende que estos ritmos pueden ayudarte de verdad; la siguiente
información es lo único que debes recordar.
Entre
las seis y las diez de la
mañana y las seis y las
diez de la noche es cuando tu cuerpo está hipometabolico, en su fase de
metabolismo más baja. Intenta
pasar un rato en
silencio en torno a las seis de la mañana y de la tarde. Lo Ideal sería
meditar al inicio de esta fase y
hacer ejercicio en la
mitad de ella, especialmente si lo haces para perder peso.
Entre las diez de la mañana y las
dos de la tarde es cuando el fuego
metabólico
se encuentra al máximo.
Es el momento de hacer
la comida principal porque tu cuerpo metabolizará mucho mejor la comida.
Entre las dos y las seis de
la tarde es un buen
momento para estar activos, aprender nuevas actividades mentales o
emprender actividades físicas.
Entre las dos y las seis de la mañana
es buen momento para soñar.
Alrededor de las seis de la tarde,
preferiblemente antes de la puesta
del
sol, es un buen momento para
cenar. Es mejor cenar
algo ligero y dejar al menos dos o tres horas de intervalo entre la cena
y el sueño.
Por lo tanto, intenta acostarte
hacia las diez o diez y media de la
noche y tendrás un descanso ideal
con grandiosos sueños.
Estas
son recomendaciones muy básicas
pero, una vez que
empezamos a sintonizar nuestros ritmos con los ritmos cósmicos, el
cuerpo se siente bastante diferente.
Se siente vital; no se
cansa. Subjetivamente nos sentimos más enérgicos. Empezamos a
experimentar ese estado de conciencia
en el que todas las
cosas de nuestra vida fluyen con facilidad. Una salud vibrante no es
solo la ausencia de enfermedad; es
esa alegría que debería
estar en nuestro interior todo el tiempo. Es un estado de bienestar
positivo no solo físico sino emocional,
psicológico y, en última
instancia, incluso espiritual. La tecnología no va a hacernos más
sanos. Lo que va a hacernos más
sanos es que estemos
alineados con las fuerzas del universo, que sintamos que nuestro cuerpo
es parte del cuerpo de la naturaleza,
comulgar con ella y con
nuestra alma pasando tiempo en soledad y silencio.
El
poeta hindú Rabindranath Tagore
resume el milagro de la
vida de una manera más hermosa de lo que la ciencia puede hacerlo. Dice:
"La
misma marea de la vida
que corre por mis venas día y noche corre por el mundo y baila con
métrica cadenciosa. Es la misma
vida que se dispara con
alegría por el polvo de la tierra en innumerables briznas de hierba,
rompiendo en olas tumultuosas
de hojas y flores. Es la
misma vida a la que mece el mar, cuna de nacimiento y muerte, en su
flujo y reflujo.
Siento que la caricia de este mundo
de vida hace gloriosos a mis miembros. Y mi orgullo viene del
latido de eras que baila en este momento en mi sangre".
Los
mares y ríos de esta biosfera
son la sangre de la vida
que circula por nuestro corazón y nuestro cuerpo. El aire es el aliento
sagrado de vida que da energía
a cada célula de nuestro
cuerpo, a fin de que sea posible vivir, respirar y participar en la
danza del cosmos. Tener la experiencia
de "el latido vital de
eras que baila en este momento en nuestra sangre" es vivir la alegría,
la conexión con el cosmos. Esta
es la experiencia
sanadora; es la experiencia de estar completo. Y estar completo es vivir
en la gracia." de Bailando con el Universo de Deepak Chopra