..................................Cambiando Paradigmas .... Psicóloga. Verónica D. Montes ................

miércoles, 30 de octubre de 2013

la Asertividad

LA ASERTIVIDAD, EXPRESION DE UNA SANA AUTOESTIMA


Citando a Rabindranath Tagore, 
¿quién no ha tenido alguna vez sentimientos parecidos y ha deseado poder actuar de otra forma?:
 
"Quería decirte las palabras más hondas que te tengo que decir, pero no me atrevo,
no vayas tú a reírte. Por eso me río de mí mismo y desahogo en bromas mi secreto. Sí,
me estoy burlando de mi dolor, para que no te burles tú.

Quería decirte las palabras más verdaderas que tengo que decirte, pero no me atrevo,
no vayas a no creerme. Por eso las disfrazo de mentira y te digo lo contrario de lo que te
quisiera decir. Sí, hago absurdo mi dolor, no vaya a hacerlo tú.

Quisiera decirte las palabras más ricas que guardo para ti, pero no me atrevo, porque
no vas a pagarme con las mejores tuyas. Por eso te nombro duramente y hago alarde
despiadado de osadía. Sí, te maltrato, de miedo a que no comprendas mi dolor (...)".

Lancémonos a mejorar la calidad de nuestras relaciones
.

Nadie es puramente agresivo, ni no-asertivo, ni siquiera asertivo. Las personas tenemos tendencias hacia alguna de estas conductas, más o menos acentuadas, pero no existen los "tipos puros". 
Por lo mismo, podemos exhibir algunas de las conductas descritas en ciertas situaciones que nos causan dificultades, mientras que en otras podemos reaccionar de forma completamente diferente. Depende de la problemática de cada uno y de la importancia que tenga ésta para la persona

¿Por qué hay personas a las que, aparentemente, les resulta tan fácil tener una respuesta adecuada, "quedar bien" y salir dignos de las situaciones y personas para las que lo mismo significa un mundo? ¿Qué ocurre o ha ocurrido en la vida de unos y otros?

Principales causas por las que una persona puede tener problemas de asertividad:

a) LA PERSONA NO HA APRENDIDO A SER ASERTIVA O LO HA APRENDIDO DE FORMA INADECUADA

Las conductas o habilidades sociales para ser o no ser asertivo se aprenden: son hábitos o
patrones de conducta, como fumar o beber. No existe una "personalidad innata" asertiva
o no asertiva, ni se heredan características de asertividad. 
La conducta asertiva se va aprendiendo por imitación y refuerzo, es decir, por lo que nos han transmitido como modelos de comportamiento y como dispensadores de premios y castigos nuestros padres, maestros, amigos, medios de comunicación, etc.

REGISTRO DE CONDUCTAS VERBALES Y NO VERBALES
Ocurre a veces, que la persona no asertiva no da con la solución a su problema, porque la busca sin salirse de su patrón de conducta y pensamiento.

En la historia de aprendizaje de la persona no asertiva pueden haber ocurrido las siguientes cosas:
  • - Castigo sistemático a las conductas asertivas: entendiendo por castigo no necesariamente el físico, sino todo tipo de recriminaciones, desprecios o prohibiciones.
  • - Falta de refuerzo suficiente a las conductas asertivas. Puede ocurrir que la conducta asertiva no haya sido sistemáticamente castigada, pero tampoco suficientemente reforzada. La persona, en este caso, no ha aprendido a valorar este tipo de conducta como algo positivo.
  • - La persona no ha aprendido a valorar el refuerzo social: si a una persona le son indiferentes las sonrisas, alabanzas, simpatías y muestras de cariño de los demás, no esgrimirá ninguna conducta que vaya encaminada a obtenerlos.
  • - La persona obtiene más refuerzo por conductas no asertivas o agresivas: este es el caso de la persona tímida, indefensa, a la que siempre hay que estar ayudando o apoyando. El refuerzo que obtiene (la atención) es muy poderoso. En el caso de la persona agresiva, a veces, el refuerzo (por ejemplo, "ganar" en una discusión o conseguir lo que se quiere) llega más rápidamente, a corto plazo, si se es agresivo que si se intenta ser asertivo.
  • - La persona no sabe discriminar adecuadamente las situaciones en las que debe emitir una respuesta concreta: la persona a la que los demás consideran "plasta, pesado", está en este caso. Esta persona no sabe ver cuándo su presencia es aceptada y cuándo no, o en qué casos se puede insistir mucho en un tema y en cuáles no. También está en este caso la persona  que, por ejemplo, se ríe cuando hay que estar serio o hace un chiste inadecuado.

B) LA PERSONA CONOCE LA CONDUCTA APROPIADA, PERO SIENTE TANTA
ANSIEDAD QUE LA EMITE DE FORMA PARCIAL

En este caso, la persona con problemas de asertividad ha tenido experiencias altamente aversivas (de hecho o por lo que ha interpretado) que han quedado unidas a situaciones concretas. 
En Psicología se denomina a este fenómeno "condicionamiento" o "generalización". 
Dichas experiencias pueden haber sido objetivamente ansiógenas, como en el caso de un inmigrante al que se discrimina, o subjetivas, es decir, nacidas en la mente de la persona. Por ejemplo, alguien se puede haber sentido muy diferente y externo a un grupo en el que se ha visto obligado a estar (niño nuevo en una clase), aunque quizás el grupo no lo sentía así.
Situaciones de este estilo pueden dejar en la persona un poso de ansiedad tan grande, que a partir de ese momento su respuesta asertiva se ve mermada. Si la persona tiende a generalizar a otras situaciones, pronto todas sus respuestas asertivas sufrirán con esta ansiedad; o, por lo menos las que se parezcan o tengan algo que ver con la situación inicial suscitarán reacciones de ansiedad.

C) LA PERSONA NO CONOCE O RECHAZA SUS DERECHOS

La educación tradicional nos ha pretendido hacer no-asertivos. 
Algunos más, otros menos, todos hemos recibido mensajes del estilo "obediencia a la autoridad", estar callados cuando hable una persona mayor, no expresar la opinión propia ante padres, maestros, etc. Si bien esto responde a un modelo educativo más antiguo, sorprende ver cómo personas jóvenes relatan historiales llenos de reproches, padres autoritarios, prohibiciones para ser ellos mismos, etc.
Existen una serie de suposiciones tradicionales que a primera vista parecen normales pero que, recibidas de forma autoritaria e insistente, pueden hacer mucho daño a la persona, haciéndola sentirse inferior a los demás y sin capacidad para cambiar. 
Estas "suposiciones tradicionales" pueden ser, por ejemplo: "Es ser egoísta anteponer las necesidades propias a las de los demás". Según y como entendamos esta máxima, puede ser una sana declaración de principios o, por el contrario, algo que hunde a la persona que lo tome demasiado al pie de la letra. Porque algunas veces, tenemos el derecho de ser los primeros.
Otra cosa que nos han transmitido a casi todos es : "hay que ser siempre lógico y consecuente", es más, la persona que, por ejemplo, tiene claro desde pequeño la carrera
que va a elegir, el trabajo al que se piensa dedicar, pasa por ser una persona seria, congruente y valorable. Pero, ¿no tenemos derecho, de vez en cuando, a cambiar de
línea de acción o de idea?
Una tercera máxima, muy extendida, es la que indica que "es vergonzoso cometer errores. Hay que tener una respuesta adecuada siempre, no hay que interrumpir, no hacer demasiadas preguntas". 

Últimamente, tal vez se prodiga menos este modelo no asertivo en el niño. 
A cambio, medios de comunicación y agentes sociales bombardean con otro mensaje: hay que ser agresivo, subir por encima de los demás, ser "más" que otros.

En el fondo, ambos modelos no están tan diferenciados entre sí como pueda parecer:
ambos supeditan a la persona a la opinión de los demás o la imagen que den al exterior,
en vez de centrar la autoestima en los propios logros y respecto a uno mismo. 
Ambos clasifican el mundo en ganadores y perdedores, en estar "por encima" o "por debajo", en vez de contemplar a los demás como iguales a uno mismo. 
En suma, ambos pasan por alto los derechos que todos tenemos y que nos harían ser personas asertivas



¿Qué son los Derechos Asertivos? 
Son unos derechos no escritos, que todos poseemos, pero que muchas veces olvidamos a costa de nuestra autoestima. No sirven para "pisar" al otro, pero sí para considerarnos a la misma altura que todos los demás.

* En este punto, saca la lista de situaciones que te causan dificultad, que apuntaste antes, y, para cada una de ellas, plantéate: ¿qué derecho me estoy saltando y no estoy teniendo en cuenta?

TABLA DE DERECHOS ASERTIVOS

1. El derecho a ser tratado con respeto y dignidad
2. El derecho a tener y expresar los propios sentimientos y opiniones
3. El derecho a ser escuchado y tomado en serio
4. El derecho a juzgar mis necesidades, establecer mis prioridades y tomar mis propias decisiones
5. El derecho a decir "NO" sin sentir culpa
6. El derecho a pedir lo que quiero, dándome cuenta de que también mi interlocutor tiene derecho a decir "no".
7. El derecho a cambiar
8. El derecho a cometer errores
9. El derecho a pedir información y ser informado
10. El derecho a obtener aquello por lo que pagué
11. El derecho a decidir no ser asertivo
12. El derecho a ser independiente
13. El derecho a decidir qué hacer con mis propiedades, cuerpo, tiempo, etc., mientras no se violen los derechos de otras personas
14. El derecho a tener éxito
15. El derecho a gozar y disfrutar
16. El derecho a mi descanso, aislamiento, siendo asertivo
17. El derecho a superarme, aun superando a los demás

D) LA PERSONA POSEE UNOS PATRONES IRRACIONALES DE PENSAMIENTO QUE LE IMPIDEN ACTUAR DE FORMA ASERTIVA

la persona no-asertiva suele guiarse principalmente por este esquema mental: "Es necesario ser querido y apreciado por todo el mundo"
mientras que la agresiva puede tener éste: "Es horrible que las cosas no salgan como a mí me gustaríaque saliesen".
Estas "creencias" o esquemas mentales, así expresadas, son parte de una lista de
"Ideas Irracionales" que Albert Ellis ideó hace ya unos años.
Se supone que todos tenemos, desde pequeños, una serie de "convicciones" o "creencias". Éstas están tan arraigadas dentro de nosotros, que no hace falta que, en cada situación, nos las volvamos a plantear para decidir cómo actuar o pensar. Es más, suelen salir en forma de "pensamientos automáticos", tan rápidamente que, a no ser que hagamos un esfuerzo consciente por retenerlas, casi no nos daremos cuenta de que nos hemos dicho eso.



* Te propongo un experimento: 
elige una situación que te resulte difícil afrontar, divide esta situación en tres momentos: el momento antes de entrar en ella; cuando estés en medio; y después, cuando ya
hayas salido de ella. 
Para cada uno de estos momentos, reflexiona: ¿qué te sueles decir normalmente? Te alientas, te echas hacia atrás, te reprochas o te vas felicitando sobre tu actuación? Seguramente, en estos auto-mensajes irán metidas gran parte de tus creencias y convicciones y de ellos depende el que tengas el ánimo de afrontar airosamente la situación o el que la encares como un perdedor.
Una típica convicción puede ser la de que necesitamos sentirnos apoyados o queridos
para sentirnos a gusto. Otra podría ser la necesidad de sentirnos competentes en algún
área de nuestra vida para tener la autoestima medianamente alta.

TÉCNICAS PARA SER MÁS ASERTIVO
Existen pues, tres tipos de técnicas (o paquetes de técnicas) para cada uno de los
niveles de funcionamiento:
  • Técnicasde Reestructuración Cognitiva
  • Entrenamientoen Habilidades Sociales
  • Técnicasde Reducción de Ansiedad
 
 la asertividad y los niños:

 Las habilidades sociales sólo se aprenden con la práctica. Los niños van aprendiendo a compartir, a ceder turno, a cooperar y negociar

 La asertividad, que forma parte de la autoestima, es un escudo que protegerá al niño de por vida.
 Como hemos dicho ya, las conductas asertivas y, en general, todas las conductas, no se heredan, sino que se aprenden. 
Si bajo conducta se entiende: hacer, sentir y pensar, también se aprenderán:
a) las emociones, como el miedo, el vergüenza, la ira..
b) las conductas problemáticas como la desobediencia, la agresividad, la timidez
 
 El que un niño aprenda una conducta u otra y concluya que ésta puede serle más beneficiosa que aquella depende principalmente de tres factores: 
- de lo que ocurra inmediatamente después de exhibir esa conducta (simplificando mucho: si es premiado o castigado), 
- de lo que pase antes (los llamados "estímulos discriminativos") 
- y de los modelos que tenga el niño para imitar.
 
 EDUCAR PARA LA ASERTIVIDAD:
  •  Regla nº 1: ¡Cuidado con las proyecciones!
    Muchas veces, tendemos a proyectar nuestros propios temores y experiencias
    negativas en nuestros hijos. El padre del que se han burlado mucho de pequeño, tenderá a querer "proteger" a su hijo de esta experiencia, insistiéndole en la desconfianza hacia los demás e intentando que se anticipe a los "ataques" de los otros, atacando él antes.
    No siempre expresará todo esto con palabras, pero basta que el niño vea en su padre
    esta actitud o que se fije en pequeños comentarios del padre para que llegue a la conclusión: "parece que el mundo es peligroso. Tendré que ir con mucho cuidado".
    La madre que está continuamente pendiente de lo que piensen los demás de ella, que tras haber estado su hija en casa de unos amigos le acribilla a preguntas sobre su comportamiento, sobre si se portó bien para que los otros se hayan llevado una buena opinión de la niña, está proyectando su temor en ésta y logrará pronto que la hija esté igualmente pendiente de lo que los demás opinen de ella.
    Es difícil, pero hay que intentar de todas las formas que el hijo o alumno no se vea
    "predestinado" a cumplir las expectativas que tienen sus padres respecto a él, a curar sus frustraciones o a cumplir sus esperanzas.
  • Regla no 2: No confundir un error puntual con una característica de la personalidad.
    Un método muy poderoso para no permitir que se desarrolle la autoestima es tachar
    al niño de "malo", "vago" o "desobediente" cuando ha hecho algo mal. En este caso, se está confundiendo una cosa puntual con toda la personalidad del niño. Aunque el adulto tenga claro que un niño no es "malo", estrictamente hablando, por el hecho de haber pegado a un compañero, el propio niño no lo tiene tan claro. Si oye una y otra vez "eres malo" ante cada acto agresivo que cometa, llegará a la conclusión de que él es, efectivamente, una mala persona y, sobre todo, que no tiene remedio. Una persona que desde siempre piense que "es mala" no podrá desarrollar una sana autoestima, porque está convencida de que eso es inamovible y de que no hay nada que hacer con él.
    Todos sus actos estarán marcados por el hecho de "ser malo". Sabiendo que todos
    los niños quieren, en el fondo, ser "buenos" ¿qué hará el niño al que se le ha hecho sentir que es intrínsecamente malo? Tiene varias opciones, pero ninguna encaminada a desarrollar una autoestima sana ni, por supuesto, una conducta asertiva correcta.
  • Regla no 3: Asegurarse de que las expectativas que se tienen respecto al niño son
    razonables y adecuadas a su nivel y edad.
    Un niño no es igual de asertivo a los 5 que a los 9 años, lo mismo que tampoco es
    igual de sociable o de creativo. A cada nivel madurativo le corresponden unas pautas de conducta que, antes o después, estarían desfasadas
FORMAS DIRECTAS DE ENSEÑAR ASERTIVIDAD
 
 El saber cuál debería ser la conducta correcta no significa que sepamos las maneras exactas de aplicarla y esto es la razón de que muchas personas se auto-reprochen y desesperen consigo mismas por no solucionar su problema. Están confundiendo el "qué" con el "cómo".
En general siempre, pero particularmente si el niño muestra grandes dificultades o está muy angustiado con su problema, no bastará con decirle: "pues si Pedro se ha reído de ti, le pegas un corte y ya está", porque esto es seguramente lo que más fervientemente está deseando poder hacer el niño. 
El problema es que no sabe cómo hacerlo. Frases del estilo: "tú no te dejes achantar. Si te pegan, devuélvesela" o, al revés, "deja ya de pegar a tu hermano. Tienes que aprender a conversar con él", sólo pueden angustiar al niño al ver éste que se le está pidiendo repetidamente una conducta que, ya que no se le explica, parece obvio que "debería" saber.
 Cuando un niño nos haya relatado su preocupación respecto a su conducta no asertiva y/o hayamos observado que, efectivamente, tiene bastantes problemas en su relación con los demás, podemos iniciar una especie de "trabajo de equipo" con él. Es decir, aparte de las formas de corrección indirectas que describíamos antes y que no hay que dejar nunca, podemos hacer consciente al niño de que tiene unas dificultades y que existen unos métodos para mejorarlas. Para ello, debemos de ser nosotros los primeros en creernos que, efectivamente, hay solución y que, además, está en manos del niño, con nuestra ayuda. Si nosotros dudamos o estamos muy angustiados, el niño lo captará enseguida, también si tenemos mucha prisa en que mejore y nos desesperamos si va demasiado lento para nuestro entender. Si se da alguno de estos casos, es mejor que el niño acuda a un profesional (psicólogo), que evaluará y tratará el problema de forma mucho más objetiva y racional.
 Es importante ofrecer al niño varias alternativas de conducta. 
Por un lado, esto fomenta su capacidad de decisión, ya que será él el que elija cuál estrategia le gusta más; y por otro lado, si la técnica elegida le falla, siempre podrá contar con otras alternativas.
Es bueno ilustrarle el problema contándole una historia sobre otra persona que pasó por situaciones similares, también pasándolo mal. Si se quiere, se puede utilizar un ejemplo propio, ya sea real o inventado, ya que esto le animará mucho más a cambiar ("a mí me pasaba algo parecido con un chico mayor que siempre me perseguía. No sabía cómo quitármelo de encima y me lo pasaba fatal. Hasta que un día decidí...", etc.)
Por muy efectiva que sea la estrategia elegida, nunca se solucionará el problema del niño de un golpe. 
Conviene tener presente que siempre hay que ir paso a paso. Ni los padres ni el niño deben de pretender que, de un golpe, el niño se haga asertivo. debemos de tener claro que lo "reforzable", por lo que vamos a alabar y premiar al niño, va a ser el desafío, el intento de superación, no el éxito, ya que éste puede tardar mucho en aparecer.
Hay que ayudarle a sentirse bien consigo mismo aun en situaciones de derrota porque si no, el niño no querrá volver a repetir la experiencia de afrontamiento ni intentar ninguna otra estrategia.
En el caso de que el niño muestre su conducta no asertiva delante de nosotros,  se le puede hacer consciente del error que está cometiendo e intentar corregirle sobre la marcha. 
La forma de hacerlo debería de seguir aproximadamente esta fórmula:
  • Descripción de la conducta: "he visto cómo se burlaban de ti y tú llorabas y te ibas corriendo" o "has pegado a Carlitos hasta hacerle llorar".
  • Una razón para el cambio: "así se están creyendo que valen más que tú y continuarán riéndose de ti "o "Carlitos es más débil que tú y no se puede defender".
  • Reconocimiento de los sentimientos del niño: "debes de sentirte fatal cuando te ocurre esto" o "ya sé que quieres que los demás vean que eres muy fuerte".
  • Una formulación clara de lo que se espera del niño: "¿Recuerdas lo que ensayábamos en casa? ¿Porqué no pasas delante de Iván y, si se mete contigo, continúas como si tal cosa?" o "demuéstrales que eres el más fuerte jugando al fútbol, seguro que te admirarán más".
En general, no se debe rechazar, generalizar ("siempre estás igual") ni insultar y evitar
asimismo los silencios y las manifestaciones despreciativas, las amenazas vagas o las
violentas: todo ello solo estanca al niño en su problema.

Hemos descrito estas pautas dirigiéndonos especialmente a los padres, ya que comprendemos que un profesor difícilmente puede ocuparse de un alumno individualmente, hasta el punto de lograr un cambio de conducta en él. 
Ni es ni debe ser su trabajo. Pero sí puede, sobre todo si observa algún problema de esta índole en algún alumno, actuar deliberadamente para fomentar en él conductas asertivas, por ejemplo:
- fomentando debates y discusiones en clase y haciéndole ser partícipe, reforzando cualquier manifestación asertiva que exhiba el niño.
- Otra estrategia que puede adoptar es colocarle junto a alumnos que le refuercen de alguna manera, por ser especialmente amables o pacíficos y no meterse con él. 
- A la hora de formar grupos de trabajo, debería de colocarse al niño con problemas de asertividad con aquellos alumnos que le permitan expresarse y no se burlen de él. Hasta podría hablar con alguno de ellos y pedirle una pequeña colaboración. 
 
Estas actitudes no fomentan la huída de las situaciones peligrosas, como podría entenderse, porque a la vez que hace esto, el profesor debería de hablar seriamente con los padres del niño no asertivo y exponerles las observaciones que ha hecho.

En cualquier caso, conviene recordar, a modo de conclusión, dos cosas importantes:
todo, absolutamente todo lo referido a asertividad es mejorable, ya sea a base de aplicar
métodos indirectos de corrección, métodos directos o acudiendo a un psicólogo. 
La segunda cosa a recordar es que hay que ser paciente con los progresos de un niño. 
Este puede necesitar un tiempo para conocer un nuevo entorno, por ejemplo, o para saber exactamente cómo debe de comportarse y atreverse a hacerlo.
 
 Olga Castanyer Mayer-Spiess

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