..................................Cambiando Paradigmas .... Psicóloga. Verónica D. Montes ................

miércoles, 14 de diciembre de 2011

El lugar del cuerpo en la Educación Popular

La iglesia dice: el cuerpo es una culpa
La ciencia dice: el cuerpo es una máquina
La publicidad dice: el cuerpo es un negocio
El cuerpo dice: yo soy una fiesta
Eduardo Galeano




La  concepción de la educación  popular implica una radicalizada pedagogía que enfrenta en todos los aspectos al  adoctrinamiento del sistema, así se disputa, también, el “lugar” del cuerpo en el aprendizaje. 
Desde  la Educación Popular  combatimos la fragmentación, la dualidad histórica que heredamos(1), la negación del cuerpo y la “normalización” a  que nos  somete  el sistema. Consideramos a las personas  en  su integridad, con sus sentires,  sus acciones, sus pensares y  desde  esta convicción el cuerpo se re-integra  naturalmente,  no como complemento a una educación y  una cultura que lo ignora, sino como parte  de  un proceso concientemente integrado.
El sistema tiene para los cuerpos (no las personas), un  lugar en la educación. Detrás de  bancos fijos, en espacios que niegan la movilidad, en filas, “bien sentados”, tomando distancia,  etc. O bien a través de los especialistas en la educación corporal, (profesores/as  de ed. Física, técnicos deportivos, entrenadoras, gimnasios, etc). Que van adoctrinando, corrigiendo,  instruyendo,  los cuerpos  para  reproducir la misma relación  disociada,  fragmentada, mercantilizada de  las personas. Este lugar está dado  por criterios de tecnificación, de  higiene, de estética, moralistas,  de  resistencia al dolor, de seriedad, de triunfo, etc que son las bases somáticas de  las opresiones a que nos someten, aprendidas como matriz corporal y subjetiva, que  inclusive nos hace condenar al que o a la que, no  se “normaliza” o bien nos dificulta, por vergüenza o  por miedo, salir de estas coraza para encontrarnos, abrirnos, y empezar a  aprender nuestra propia realidad. Esta negación, esta fragmentación que  es  parte constitutiva de los espacios educativos, se  inscriben como  aprendizajes  y se  reproducen en todos los ámbitos de la vida cotidiana, sin  embargo es en el cuerpo de las mujeres donde mas recae la opresión de la herencia dualista y patriarcal
Nos cuenta Diana Mafía:
 “Ya en la filosofía platónica la idea del cuerpo  era la de  una cárcel para el  alma, que tenía un  estado puro. Platón pensaba que el alma  humana estaba dividida en  tres aspectos. El alma  racional, estaba alojada en  la cabeza, impulsaba  al conocimiento  teórico, la filosofía. Había otra alma , alojada en el pecho, que llamaba el “alma irascible”. Era el alma  de los  guerreros, tenía  que ver con la valentía, el arrojo, con los que iban a ser  soldados, custodios de una ciudad, cada una  de estas  almas, además determinaba un lugar social, el  que  tenía alma racional, iba a  ser filósofo o rey, que condujera a los  demás. La  tercer  alma, era  la concupiscible, alojada en el vientre, en  el abdomen, y tenía que ver con  las  bajas  inclinaciones:  la  comida,  la  bebida y  el  sexo, y era  de un nivel muy  bajo.
Para Platón todas las  mujeres  tenemos alma concupiscible. Esta desvalorización es retomada en buena parte por la iglesia católica.
 Hay toda una construcción, que  pone  el conocimiento como  algo que no es sexuado,  es  neutral. Las teorías, hasta ahora, han sido elaboradas sin  la  participación de las mujeres, las mujeres somos algo descrito  por los varones y funcional a las  teorías que construyeron. Teorías que  tienen que  ver con relaciones de  poder.
En la producción del conocimiento, las mujeres hemos estado  ausentes.
¿Hasta que modo nuestra identidad de género afecta a las producciones de conocimiento  que hacemos?(2)
La educación popular, en su praxis, es una filosofía de  vida, de transformación social y personal, que nos desafía permanentemente a desandar aprendizajes, estructuras  y subjetividades que hemos ido incorporando con la educación y el sentido común del sistema y del patriarcado.
Al plantear poner el “cuerpo en juego”, abrimos la puerta a deconstruir todo lo que allí hemos alojado.
El cuerpo es un lugar socialmente construido, el cuerpo es un terreno político, de allí que el poder  necesite  “normalizarlo”, educarlo, reglarlo, moralizarlo, el patriarcado no acepta que  el cuerpo pueda ser un lugar de aprendizaje, de placer y de conocimiento. El sistema niega el mundo de los afectos y  los deseos, estos dejados en libertad resultarían  un  peligro para su  status quo. El  poder determina los discursos y los cuerpos.
Desde nuestra propuesta de revolucionarnos y revolucionar la  realidad, damos batalla por el derecho sobre los cuerpos, por la diversidad de género y  el  lugar de esta diversidad en  la producción  de saberes, contra  todo tipo de opresiones. Buscamos la  Liberación de las ataduras que  nos imponen.
Poner  el cuerpo, decidir sobre y  con  el cuerpo, es ejercer el poder. En los encuentros y talleres, en los  procesos de aprendizaje grupal,  cuando los cuerpos “juegan”  juntos, ensayamos  el ejercicio del  poder.
A la  hora  de luchar y buscar alternativas para intervenir en  la  historia, se  suele  destacar el  rol de la  conciencia, ¿dónde se  ubica esa  conciencia?¿cómo  se manifiesta?, no  es común encontrar la  valorización del  cuerpo como  parte de  esta concientización. Esto es fundamental si tenemos en cuenta que es con  el cuerpo, que  se transforma  el mundo. “...el reconocerse limitados por la situación concreta de opresión,  no  significa  aún haber logrado la liberación. Solamente superan la contradicción en que se encuentran, cuando el  hecho de reconocerse como oprimidos  los compromete en la lucha por liberarse...”  (Paulo Freire)(3)
Suele hacerse referencia  al  cuerpo sojuzgado,  al cuerpo como objeto (torturado, encerrado, desaparecido, exterminado, hambreado) pero no se menciona mucho el cuerpo  como protagonista, el cuerpo sujeto, el cuerpo productor de los cambios en las relaciones sociales.(4) El cuerpo como protagonista del proceso creador.
Luego de  atravesar la barrera que  impone  el sistema, que  se  manifiesta a través de la  timidez, la  desconfianza, el prejuicio, la  inmovilidad, etc.; y  las personas entran “en juego”  a través  de una técnica,  una dinámica, poniendo el cuerpo, el  resultado es  el despliegue de sentimientos, acompañado  de un alivio, que  tiene  que  ver con sacarse de encima una “norma” que  también deja marcas en el cuerpo,  y  nos sentimos mas  livianos o  livianas,  menos dur@s
, mas suelt@s.  Luego de “jugar”, o  simplemente  de hacer unos masajitos, o movilizarnos corporalmente, las  personas cuentan  lo bien  que  se sienten,  lo placentero que  les resultó,  etc.  Es aquí cuando se  entra en un  nuevo terreno, donde  el cuerpo “vale”, donde vale tocarse,  donde vale encontrarse, mirarse, etc, entonces en  esta nueva dimensión nos  disponemos  al aprendizaje,  que en realidad  ya comenzó. Comenzó a moldearse lo subjetivo, relacionado al modo  vincular  del  proceso de  aprender.
Volvemos a aclarar que  no  se  trata de utilizar una técnica  por  su  efecto de alegría o  desentumecedor,  para hacer de  ese momento  un  momento  compensatorio, para luego volver a  aburrirnos, a tensionarnos, a negar  el cuerpo. Sino que es  parte intrínseca  de la  concepción, de la “creación” del espacio de libertad,  involucrar lo  que nos pasa, desde los sentimientos, la historia y el cuerpo. Tampoco se trata  de una actitud metafísica, ni de algo  “sentimentalista”, ni melancólico, sino  de una convicción  primordial de  que cuando aprendemos somos una unidad cuerpo-mente-sentimientos-ideología, etc y todo esto se moviliza,  se emociona, se transforma. (nos movilizamos, nos emocionamos, nos transformamos).
Un encuentro, un  taller, un  espacio de aprendizaje,  es un lugar que  habitualmente reproduce las relaciones sociales-político-pedagógicas-culturales  que  se dan hegemónicamente en la sociedad. En los encuentros de ed.  Popular, intentamos que la lógica  vincular, el lugar del cuerpo, de los  sentimientos, del saber,  etc,  responden  a  una  nueva lógica, a  la del hombre y  la mujer nueva, a la nueva  sociedad que  estamos construyendo, a una lógica en construcción y  dialéctica permanente.
Al jugarnos entramos en  pugna con las matrices de aprendizaje adquiridas, con el sentido común, burgués  y patriarcal, y la subjetividad que impone el mercado, la globalización, el miedo,  la  impunidad, el silencio y la quietud. Esta batalla cultural, esta construcción es una difícil tarea.

Los cuerpos de  la indignación
Una  persona-cuerpo que  vive, piensa, siente, y  hace, movido por su capacidad de indignación, es un cuerpo peligroso, es una  persona que va a  ponerse  en juego y  transformará algo de su realidad.  Son los cuerpos de  la indignación  los que  atemorizan al poder, son  las personas  lanzadas a  transformar con  sus  manos, sus pies,  su  cuerpo  entero en acción, las que  cambiarán el mundo.
Decía Celia (Trabajadora  textil de la  fábrica recuperada  Brukman): “nos tienen miedo  porque  demostramos que, si  podemos  manejar  una fábrica, podemos manejar  el  país. Por  eso este gobierno se dispone  a  eliminar  a  la clase obrera, está decidido a reprimirnos, pusimos  el cuerpo, la  vida en juego  y por eso tenemos que volver. No vamos  a entregar  la fábrica. Pedimos  el  apoyo de la sociedad  para recuperarla”...”Tres compañeras corrimos las vallas y  avanzamos,  pero  casi nos fusilan  peor  que en la dictadura, nos  protegieron los periodistas con sus cuerpos”...”querían  distraernos, pero con  la  presión  de toda  la gente, que eran  como siete mil personas, decidimos avanzar porque lo  que está en juego es nuestra  dignidad”(5) (abril del 2003)Fueron los  cuerpos en  juego, indignados los  que produjeron un 19  y 20 de diciembre  que transformó la  historia de  la Argentina, y fueron los cuerpos vivos de Darío y  de Maxi  junto a otros miles, los que concretaban la  unidad de los trabajadores y  trabajadoras desocupad@s
, exigiendo jugar  con nuevas reglas. El temor de los poderosos, tuvo que avanzar sobre los cuerpos de los compañeros, para volver a encausar, a adoctrinar esa masa de hombres y mujeres dispuestos a jugarse, indignados,  dispuestos a hacer visibles sus cuerpos dolientes, flacos de hambre y gordos de pan, imprimiendo su  presencia “peligrosa” en las  calles.
Cuando en nuestros encuentros proponemos técnicas  y juegos, que implican  movilizar  los cuerpos, ponerlos en juego, tenemos claro que proponemos  cuerpos jugando-se, en toda la dimensión que abarca la indignación, la bronca, como también  las emociones  alegres, los cuerpos vivos, alegres e inquietos.
Somos concientes que desafiamos  la cultura academicista  y  teoricista, no negando la reflexión y el estudio, sino nutriendo este proceso de aprendizaje con  la praxis, con  los cuerpos, con las emociones.
Lo esencial del aprender, es  que simultáneamente  se  construye el propio sujeto y nos proponemos construirnos  sujetos y  sujetas protagonistas  de la historia.
 
En  la educación popular, el proceso subjetivante del aprender-enseñar  es fundamentalmente tomado en cuenta, y  aquí el  cuerpo presente, mas que  las palabras, en la vivencia del aprendizaje y de las luchas, juega un papel primordial.
Así lanzados a esta aventura, nos jugamos, y  nos vamos revolucionando a  medida que vamos revolucionando nuestra realidad.

Los  cuerpos de  la historia
En  el cuerpo “viven” las historias, los vínculos, y se funda la forma que tenemos de ser y estar en y con el mundo. Los  hombres y  mujeres construyen una  relación con su cuerpo, y  con los  cuerpos de los demás, relación que no deja de ser un vínculo mediatizado por las condiciones culturales, los valores,  las creencias  religiosas, historia, etc.
Por ejemplo, son notorias las  diferencias que se producen  en las  expresiones corporales, entre los pueblos centroamericanos, caribeños y los pueblos del sur del continente, o los pueblos andinos. Esto se  expresa culturalmente por ejemplo en  los bailes y  fiestas tradicionales. El tango, el carnavalito, la salsa; llevan  la idiosincrasia de cada lugar y de la construcción histórica hecha, se expresa también  en  el andar, en la postura y hasta en el tono  muscular. Un  docente  me decía alguna  vez,  Maradona cuando juega  baila tango,  los cortes, los cambios de dirección, etc y Ronaldo cuando juega baila  samba, como mueve  la cadera. Otro ejemplo muy impactante, para mi, fue ver  en la marcha  inaugural del Foro social Mundial, las  características del “manifestarse” de cada agrupación perteneciente a diferentes países del mundo, y era claro vincular  esta manifestación,  esta expresión corporal, con la historia de cada pueblo, los brasileros pasaban bailando, moviendo las caderas y con muchos colores, los Chilenos prácticamente callados, y hasta tenían un orden al caminar, grupos alemanes  con consignas cortas,  enérgicas y ordenadas, los argentinos, con bombos y  caras  cubiertas y  una especie de “pogo” caótico y poderoso, y así desfilaba un arco iris de actitudes  corporales. Cuerpos que hablaban su  historia.
 Es decir que  a  la hora de jugar  y  de “jugarse”, cada pueblo,  cada grupo, tendrá  su identidad, su forma, sus tiempos y estos  modos inscriptos  en los cuerpos son tenidos en cuenta a la hora de proponer y  diseñar técnicas de participación o de interpretar sus resultados. Estas particularidades, también se observan en contextos cercanos  (geográficamente hablando), pero diversos en  cuanto a clase social, cultura,  subjetividades. Todas estas  posturas  determinan un modo  de comunicación  y comunican algo,  dejan entrever matrices de aprendizaje, tipos de relaciones, etc.(6) 
El diálogo, mediador  fundamental del proceso de aprendizaje, entendido de parte de los educadores y  educadoras, básicamente como la capacidad de escucha, en este  caso se nutrirá de la lectura de la historia que nos cuentan los cuerpos.
Por ejemplo es muy notoria la inmovilidad corporal, la disociación cuerpo/ mente  en  los  ámbitos universitarios formales, donde en ocasiones  hemos concurrido como equipo de Educación  Popular, a  talleres o charlas. La primer  barrera son  los bancos  que se  encuentran en  tanta cantidad y tan juntos que resulta casi imposible correrlos para generar un espacio  donde  realizar una técnica o dinámica  que  involucre  el cuerpo y  el jugar. (también  podemos pensar  la  politicidad de  ese espacio tan inmóvil) A  pesar de esto hemos propuesto  jugar y nos  hemos encontrado con gran resistencia o dificultad  a poner el cuerpo por parte de los estudiantes.
Por  otro lado trabajando en barrios  del conurbano bonaerense, con trabajadores desocupados y desocupadas, tal vez con algún  prejuicio de nuestra parte, suponíamos cierta apatía a comprometer el cuerpo, y nos encontramos con personas dispuestas a jugar, a  bailar y divertirse. Luego comprobamos  que mas de la mitad  de  estas personas  no sabían leer ni escribir. También aprendimos que l@s
compas decían mucho más a través del lenguaje  del cuerpo, que con las palabras. Podríamos preguntarnos ¿cómo es esta relación en una compañera que vive  en condiciones de hacinamiento, o  con  peligro de  desalojo. O bien como  es  este vínculo en los compañeros y compañeras de los pueblos originarios.(7)  Nos hemos  preguntado mucho en nuestra experiencia en la Universidad Popular Madres de Plaza de  Mayo, el simbolismo de Poner el cuerpo y  de “jugarse” en este marco creado a partir de la ausencia  de  los cuerpos de los compañeros  y  compañeras  hij@s de las Madres.
Myrta Chokler, se pregunta también:
“¿cómo se resignificó el lugar del cuerpo durante  las Marchas de  la Resistencia? Cuerpos de  niños y adultos presentes en largas jornadas, en huelgas de hambre, en masivas procesiones, donde  el cuerpo grupal resistente, hacía manifiesta la resistencia a  la dictadura.  Cuando el mandato  de la  dictadura  era no  actuar, no  estar presente, ausentar el cuerpo, quitar  el cuerpo para  conservar el cuerpo,  la  consigna de la resistencia era poner el cuerpo, cuerpos  presentes para reencontrar los cuerpos desaparecidos,  para evitar que  nos borraran la existencia, la vida  y la dignidad”(8)
Sin dudas el academicismo, el paso por la escuela, o el no  paso,  el tipo de trabajo,  el lugar de  vivienda, la ideología, la cosmovisión,  la identidad de género, la historia,  las luchas, etc. van moldeando el lugar del cuerpo en el proceso de  aprender-enseñar y  de vincularnos  con el mundo. Cuando planteamos las  técnicas participativas,  los juegos,  el poner el cuerpo, somos concientes de que abrimos la puerta  a esta diversidad de construcciones  y tenemos  en cuenta, no solo el no invadir, el no forzar situaciones que resulten agresivas  a la construcción de  cada un@ o del grupo, sino también la  posibilidad de  enriquecimiento que esto produce. En una  dinámica  que implicaba  cerrar los ojos, una compañera, luego de jugar voluntariamente, contó que  era la primera vez  en años  que  podía permanecer con  los ojos cerrados, porque ella había estado secuestrada en la dictadura con los ojos vendados, y compartió con nosotros la superación de  muchos miedos que estaban alojados en su cuerpo y en sus posibilidades de  participación  corporal, nos dijo que en  este lugar sentía la confianza  para  seguir avanzando.
Utilizar técnicas participativas, implica ser conciente  de  estas movilizaciones, de esta apertura a  la diversidad. ¿cuántas cosas no entraban en el  proceso de  aprendizaje  de  esta compañera?
Desde nuestra  concepción, rechazamos  la  autoritaria actitud de  quienes utilizan las técnicas para hacer mas “divertidos” los contenidos que imponen a  los aprendientes.
 Nuestros juegos, técnicas, dinámicas, no tienen el objeto de facilitar  el aprendizaje, sino de complejizarlo, de  abrir nuevos debates, nuevos puntos de  vista,  no ya teóricos, sino pasados por el cuerpo, por un proceso creativo, por la vivencia, instancias  que aportan  nuevos  elementos para entonces si abocarnos a su  análisis,  a la confrontación con las otras vivencias.



(1) Nuestra civilización occidental es heredera de  veinte  siglos de dualismo.  Por  empezar el dualismo  teológico que  separa  radicalmente  el alma (esencia divina), del cuerpo ligado a la animalidad; cuerpo culposo; cuerpo vergonzoso; cuerpo de  pecado;  cuerpo que es necesario  disimular y ocultar. A  este dualismo teológico, le siguió el dualismo filosófico y cartesiano (SXVII). “La mente”  toma el lugar del “alma” La razón es soberana y el cuerpo despreciable. Existe una continuidad ideológica, al costo de una educación intelectual, esencialmente verbal, donde es necesario disciplinar al cuerpo para  ponerlo  al servicio de la razón. André Lapierre, “el lugar del cuerpo en la educación”
(2) “Géneros, sexualidades y subjetividades. Diálogo con Diana Mafía”, en “revolución en las plazas y  en las casas”, ed. América Libre – Ed. Madres de  Plaza de  Mayo,  Bs. As., 2004.
(3) En “Pedagogía del oprimido” ,  ed. Tierra Nueva,  Montevideo, 1970
(4) Sobre  ideas de Magali  Muguercia en su artículo “la performance” en Colección educación popular en Cuba, Ed.  Caminos, 1996
(5) Nota  de  página 12  del 22  de abril del 2003. “pusimos la vida en juego” Las trabajadoras y trabajadores habían sido desalojadas de  la fábrica recuperada y en funcionamiento.  En un intento de  recuperación la policía  reprimió  salvajemente. (presidencia de Duahalde). Meses  mas tarde,  con una presencia permanente en carpas  frente a la fábrica, las trabajadoras y  trabajadores volvieron a  producir en la fábrica recuperada.
(6) Se  pregunta  Mirta Hebe Chokler  :  “Si sabemos que  la postura de pie, erguido firmemente sobre las  piernas, da señales  de dominio y  seguridad  ante  el mundo, me pregunto,  ¿Cómo puede  pararse, con que  seguridad y aplomo, con  que equilibrio  podrá erguirse un niño con sus pies torcidos  realizando ajustes  tónico-posturales siempre diferentes, al  adaptarse a zapatos  que no son propios, gastados por otros, generalmente desconocidos? En “Los organizadores del desarrollo psicomotor”,  Ed.  Cinco, Bs.As. 1988
(7) “Entre los Mapuche  existe una antigua práctica: Hombres  y mujeres  hamacan en grandes mantas, que  sostienen entre tod@s
, a  la mujer  parturienta  para que  el balanceo la  relaje y  así se ubique mejor el niño en  el canal  de parto.  Hay  un  compromiso  y una participación  activa de la comunidad en el nacimiento  y primeros contactos madre-hijo.  También hay un mayor contacto físico entre padres e  hijos que el que vemos en nuestra población urbana. ¿cómo organiza  esto las imágenes,  los afectos, el pensamiento, la comunicación verbal  en  estos niños mapuches? Myrta H.  Chokler. Ibidem
(8) Ibidem



 Autor: Mariano Algava (para Pañuelos en Rebeldìa)