La iglesia dice: el cuerpo es una culpa
La ciencia dice: el cuerpo es una máquina
La publicidad dice: el cuerpo es un negocio
El cuerpo dice: yo soy una fiesta
Eduardo Galeano
La ciencia dice: el cuerpo es una máquina
La publicidad dice: el cuerpo es un negocio
El cuerpo dice: yo soy una fiesta
Eduardo Galeano
La concepción de la educación popular implica una radicalizada pedagogía que enfrenta en todos los aspectos al adoctrinamiento del sistema, así se disputa, también, el “lugar” del cuerpo en el aprendizaje.
Desde la Educación Popular combatimos la fragmentación, la dualidad histórica que heredamos(1), la negación del cuerpo y la “normalización” a que nos somete el sistema. Consideramos a las personas en su integridad, con sus sentires, sus acciones, sus pensares y desde esta convicción el cuerpo se re-integra naturalmente, no como complemento a una educación y una cultura que lo ignora, sino como parte de un proceso concientemente integrado.
El sistema tiene para los cuerpos (no las personas), un lugar en la educación. Detrás de bancos fijos, en espacios que niegan la movilidad, en filas, “bien sentados”, tomando distancia, etc. O bien a través de los especialistas en la educación corporal, (profesores/as de ed. Física, técnicos deportivos, entrenadoras, gimnasios, etc). Que van adoctrinando, corrigiendo, instruyendo, los cuerpos para reproducir la misma relación disociada, fragmentada, mercantilizada de las personas. Este lugar está dado por criterios de tecnificación, de higiene, de estética, moralistas, de resistencia al dolor, de seriedad, de triunfo, etc que son las bases somáticas de las opresiones a que nos someten, aprendidas como matriz corporal y subjetiva, que inclusive nos hace condenar al que o a la que, no se “normaliza” o bien nos dificulta, por vergüenza o por miedo, salir de estas coraza para encontrarnos, abrirnos, y empezar a aprender nuestra propia realidad. Esta negación, esta fragmentación que es parte constitutiva de los espacios educativos, se inscriben como aprendizajes y se reproducen en todos los ámbitos de la vida cotidiana, sin embargo es en el cuerpo de las mujeres donde mas recae la opresión de la herencia dualista y patriarcal
Nos cuenta Diana Mafía:
“Ya en la filosofía platónica la idea del cuerpo era la de una cárcel para el alma, que tenía un estado puro. Platón pensaba que el alma humana estaba dividida en tres aspectos. El alma racional, estaba alojada en la cabeza, impulsaba al conocimiento teórico, la filosofía. Había otra alma , alojada en el pecho, que llamaba el “alma irascible”. Era el alma de los guerreros, tenía que ver con la valentía, el arrojo, con los que iban a ser soldados, custodios de una ciudad, cada una de estas almas, además determinaba un lugar social, el que tenía alma racional, iba a ser filósofo o rey, que condujera a los demás. La tercer alma, era la concupiscible, alojada en el vientre, en el abdomen, y tenía que ver con las bajas inclinaciones: la comida, la bebida y el sexo, y era de un nivel muy bajo.
Para Platón todas las mujeres tenemos alma concupiscible. Esta desvalorización es retomada en buena parte por la iglesia católica.
Hay toda una construcción, que pone el conocimiento como algo que no es sexuado, es neutral. Las teorías, hasta ahora, han sido elaboradas sin la participación de las mujeres, las mujeres somos algo descrito por los varones y funcional a las teorías que construyeron. Teorías que tienen que ver con relaciones de poder.
En la producción del conocimiento, las mujeres hemos estado ausentes.
¿Hasta que modo nuestra identidad de género afecta a las producciones de conocimiento que hacemos?(2) La educación popular, en su praxis, es una filosofía de vida, de transformación social y personal, que nos desafía permanentemente a desandar aprendizajes, estructuras y subjetividades que hemos ido incorporando con la educación y el sentido común del sistema y del patriarcado.
Al plantear poner el “cuerpo en juego”, abrimos la puerta a deconstruir todo lo que allí hemos alojado.
El cuerpo es un lugar socialmente construido, el cuerpo es un terreno político, de allí que el poder necesite “normalizarlo”, educarlo, reglarlo, moralizarlo, el patriarcado no acepta que el cuerpo pueda ser un lugar de aprendizaje, de placer y de conocimiento. El sistema niega el mundo de los afectos y los deseos, estos dejados en libertad resultarían un peligro para su status quo. El poder determina los discursos y los cuerpos.
Desde nuestra propuesta de revolucionarnos y revolucionar la realidad, damos batalla por el derecho sobre los cuerpos, por la diversidad de género y el lugar de esta diversidad en la producción de saberes, contra todo tipo de opresiones. Buscamos la Liberación de las ataduras que nos imponen.
Poner el cuerpo, decidir sobre y con el cuerpo, es ejercer el poder. En los encuentros y talleres, en los procesos de aprendizaje grupal, cuando los cuerpos “juegan” juntos, ensayamos el ejercicio del poder.
A la hora de luchar y buscar alternativas para intervenir en la historia, se suele destacar el rol de la conciencia, ¿dónde se ubica esa conciencia?¿cómo se manifiesta?, no es común encontrar la valorización del cuerpo como parte de esta concientización. Esto es fundamental si tenemos en cuenta que es con el cuerpo, que se transforma el mundo. “...el reconocerse limitados por la situación concreta de opresión, no significa aún haber logrado la liberación. Solamente superan la contradicción en que se encuentran, cuando el hecho de reconocerse como oprimidos los compromete en la lucha por liberarse...” (Paulo Freire)(3)
Suele hacerse referencia al cuerpo sojuzgado, al cuerpo como objeto (torturado, encerrado, desaparecido, exterminado, hambreado) pero no se menciona mucho el cuerpo como protagonista, el cuerpo sujeto, el cuerpo productor de los cambios en las relaciones sociales.(4) El cuerpo como protagonista del proceso creador.
Luego de atravesar la barrera que impone el sistema, que se manifiesta a través de la timidez, la desconfianza, el prejuicio, la inmovilidad, etc.; y las personas entran “en juego” a través de una técnica, una dinámica, poniendo el cuerpo, el resultado es el despliegue de sentimientos, acompañado de un alivio, que tiene que ver con sacarse de encima una “norma” que también deja marcas en el cuerpo, y nos sentimos mas livianos o livianas, menos dur@s , mas suelt@s. Luego de “jugar”, o simplemente de hacer unos masajitos, o movilizarnos corporalmente, las personas cuentan lo bien que se sienten, lo placentero que les resultó, etc. Es aquí cuando se entra en un nuevo terreno, donde el cuerpo “vale”, donde vale tocarse, donde vale encontrarse, mirarse, etc, entonces en esta nueva dimensión nos disponemos al aprendizaje, que en realidad ya comenzó. Comenzó a moldearse lo subjetivo, relacionado al modo vincular del proceso de aprender.
Volvemos a aclarar que no se trata de utilizar una técnica por su efecto de alegría o desentumecedor, para hacer de ese momento un momento compensatorio, para luego volver a aburrirnos, a tensionarnos, a negar el cuerpo. Sino que es parte intrínseca de la concepción, de la “creación” del espacio de libertad, involucrar lo que nos pasa, desde los sentimientos, la historia y el cuerpo. Tampoco se trata de una actitud metafísica, ni de algo “sentimentalista”, ni melancólico, sino de una convicción primordial de que cuando aprendemos somos una unidad cuerpo-mente-sentimientos-ideología, etc y todo esto se moviliza, se emociona, se transforma. (nos movilizamos, nos emocionamos, nos transformamos).
El sistema tiene para los cuerpos (no las personas), un lugar en la educación. Detrás de bancos fijos, en espacios que niegan la movilidad, en filas, “bien sentados”, tomando distancia, etc. O bien a través de los especialistas en la educación corporal, (profesores/as de ed. Física, técnicos deportivos, entrenadoras, gimnasios, etc). Que van adoctrinando, corrigiendo, instruyendo, los cuerpos para reproducir la misma relación disociada, fragmentada, mercantilizada de las personas. Este lugar está dado por criterios de tecnificación, de higiene, de estética, moralistas, de resistencia al dolor, de seriedad, de triunfo, etc que son las bases somáticas de las opresiones a que nos someten, aprendidas como matriz corporal y subjetiva, que inclusive nos hace condenar al que o a la que, no se “normaliza” o bien nos dificulta, por vergüenza o por miedo, salir de estas coraza para encontrarnos, abrirnos, y empezar a aprender nuestra propia realidad. Esta negación, esta fragmentación que es parte constitutiva de los espacios educativos, se inscriben como aprendizajes y se reproducen en todos los ámbitos de la vida cotidiana, sin embargo es en el cuerpo de las mujeres donde mas recae la opresión de la herencia dualista y patriarcal
Nos cuenta Diana Mafía:
“Ya en la filosofía platónica la idea del cuerpo era la de una cárcel para el alma, que tenía un estado puro. Platón pensaba que el alma humana estaba dividida en tres aspectos. El alma racional, estaba alojada en la cabeza, impulsaba al conocimiento teórico, la filosofía. Había otra alma , alojada en el pecho, que llamaba el “alma irascible”. Era el alma de los guerreros, tenía que ver con la valentía, el arrojo, con los que iban a ser soldados, custodios de una ciudad, cada una de estas almas, además determinaba un lugar social, el que tenía alma racional, iba a ser filósofo o rey, que condujera a los demás. La tercer alma, era la concupiscible, alojada en el vientre, en el abdomen, y tenía que ver con las bajas inclinaciones: la comida, la bebida y el sexo, y era de un nivel muy bajo.
Para Platón todas las mujeres tenemos alma concupiscible. Esta desvalorización es retomada en buena parte por la iglesia católica.
Hay toda una construcción, que pone el conocimiento como algo que no es sexuado, es neutral. Las teorías, hasta ahora, han sido elaboradas sin la participación de las mujeres, las mujeres somos algo descrito por los varones y funcional a las teorías que construyeron. Teorías que tienen que ver con relaciones de poder.
En la producción del conocimiento, las mujeres hemos estado ausentes.
¿Hasta que modo nuestra identidad de género afecta a las producciones de conocimiento que hacemos?(2) La educación popular, en su praxis, es una filosofía de vida, de transformación social y personal, que nos desafía permanentemente a desandar aprendizajes, estructuras y subjetividades que hemos ido incorporando con la educación y el sentido común del sistema y del patriarcado.
Al plantear poner el “cuerpo en juego”, abrimos la puerta a deconstruir todo lo que allí hemos alojado.
El cuerpo es un lugar socialmente construido, el cuerpo es un terreno político, de allí que el poder necesite “normalizarlo”, educarlo, reglarlo, moralizarlo, el patriarcado no acepta que el cuerpo pueda ser un lugar de aprendizaje, de placer y de conocimiento. El sistema niega el mundo de los afectos y los deseos, estos dejados en libertad resultarían un peligro para su status quo. El poder determina los discursos y los cuerpos.
Desde nuestra propuesta de revolucionarnos y revolucionar la realidad, damos batalla por el derecho sobre los cuerpos, por la diversidad de género y el lugar de esta diversidad en la producción de saberes, contra todo tipo de opresiones. Buscamos la Liberación de las ataduras que nos imponen.
Poner el cuerpo, decidir sobre y con el cuerpo, es ejercer el poder. En los encuentros y talleres, en los procesos de aprendizaje grupal, cuando los cuerpos “juegan” juntos, ensayamos el ejercicio del poder.
A la hora de luchar y buscar alternativas para intervenir en la historia, se suele destacar el rol de la conciencia, ¿dónde se ubica esa conciencia?¿cómo se manifiesta?, no es común encontrar la valorización del cuerpo como parte de esta concientización. Esto es fundamental si tenemos en cuenta que es con el cuerpo, que se transforma el mundo. “...el reconocerse limitados por la situación concreta de opresión, no significa aún haber logrado la liberación. Solamente superan la contradicción en que se encuentran, cuando el hecho de reconocerse como oprimidos los compromete en la lucha por liberarse...” (Paulo Freire)(3)
Suele hacerse referencia al cuerpo sojuzgado, al cuerpo como objeto (torturado, encerrado, desaparecido, exterminado, hambreado) pero no se menciona mucho el cuerpo como protagonista, el cuerpo sujeto, el cuerpo productor de los cambios en las relaciones sociales.(4) El cuerpo como protagonista del proceso creador.
Luego de atravesar la barrera que impone el sistema, que se manifiesta a través de la timidez, la desconfianza, el prejuicio, la inmovilidad, etc.; y las personas entran “en juego” a través de una técnica, una dinámica, poniendo el cuerpo, el resultado es el despliegue de sentimientos, acompañado de un alivio, que tiene que ver con sacarse de encima una “norma” que también deja marcas en el cuerpo, y nos sentimos mas livianos o livianas, menos dur@s , mas suelt@s. Luego de “jugar”, o simplemente de hacer unos masajitos, o movilizarnos corporalmente, las personas cuentan lo bien que se sienten, lo placentero que les resultó, etc. Es aquí cuando se entra en un nuevo terreno, donde el cuerpo “vale”, donde vale tocarse, donde vale encontrarse, mirarse, etc, entonces en esta nueva dimensión nos disponemos al aprendizaje, que en realidad ya comenzó. Comenzó a moldearse lo subjetivo, relacionado al modo vincular del proceso de aprender.
Volvemos a aclarar que no se trata de utilizar una técnica por su efecto de alegría o desentumecedor, para hacer de ese momento un momento compensatorio, para luego volver a aburrirnos, a tensionarnos, a negar el cuerpo. Sino que es parte intrínseca de la concepción, de la “creación” del espacio de libertad, involucrar lo que nos pasa, desde los sentimientos, la historia y el cuerpo. Tampoco se trata de una actitud metafísica, ni de algo “sentimentalista”, ni melancólico, sino de una convicción primordial de que cuando aprendemos somos una unidad cuerpo-mente-sentimientos-ideología, etc y todo esto se moviliza, se emociona, se transforma. (nos movilizamos, nos emocionamos, nos transformamos).
Un encuentro, un taller, un espacio de aprendizaje, es un lugar que habitualmente reproduce las relaciones sociales-político-pedagógicas-culturales que se dan hegemónicamente en la sociedad. En los encuentros de ed. Popular, intentamos que la lógica vincular, el lugar del cuerpo, de los sentimientos, del saber, etc, responden a una nueva lógica, a la del hombre y la mujer nueva, a la nueva sociedad que estamos construyendo, a una lógica en construcción y dialéctica permanente.
Al jugarnos entramos en pugna con las matrices de aprendizaje adquiridas, con el sentido común, burgués y patriarcal, y la subjetividad que impone el mercado, la globalización, el miedo, la impunidad, el silencio y la quietud. Esta batalla cultural, esta construcción es una difícil tarea.
Al jugarnos entramos en pugna con las matrices de aprendizaje adquiridas, con el sentido común, burgués y patriarcal, y la subjetividad que impone el mercado, la globalización, el miedo, la impunidad, el silencio y la quietud. Esta batalla cultural, esta construcción es una difícil tarea.
Los cuerpos de la indignación
Una persona-cuerpo que vive, piensa, siente, y hace, movido por su capacidad de indignación, es un cuerpo peligroso, es una persona que va a ponerse en juego y transformará algo de su realidad. Son los cuerpos de la indignación los que atemorizan al poder, son las personas lanzadas a transformar con sus manos, sus pies, su cuerpo entero en acción, las que cambiarán el mundo.
Decía Celia (Trabajadora textil de la fábrica recuperada Brukman): “nos tienen miedo porque demostramos que, si podemos manejar una fábrica, podemos manejar el país. Por eso este gobierno se dispone a eliminar a la clase obrera, está decidido a reprimirnos, pusimos el cuerpo, la vida en juego y por eso tenemos que volver. No vamos a entregar la fábrica. Pedimos el apoyo de la sociedad para recuperarla”...”Tres compañeras corrimos las vallas y avanzamos, pero casi nos fusilan peor que en la dictadura, nos protegieron los periodistas con sus cuerpos”...”querían distraernos, pero con la presión de toda la gente, que eran como siete mil personas, decidimos avanzar porque lo que está en juego es nuestra dignidad”(5) (abril del 2003)Fueron los cuerpos en juego, indignados los que produjeron un 19 y 20 de diciembre que transformó la historia de la Argentina, y fueron los cuerpos vivos de Darío y de Maxi junto a otros miles, los que concretaban la unidad de los trabajadores y trabajadoras desocupad@s, exigiendo jugar con nuevas reglas. El temor de los poderosos, tuvo que avanzar sobre los cuerpos de los compañeros, para volver a encausar, a adoctrinar esa masa de hombres y mujeres dispuestos a jugarse, indignados, dispuestos a hacer visibles sus cuerpos dolientes, flacos de hambre y gordos de pan, imprimiendo su presencia “peligrosa” en las calles.
Decía Celia (Trabajadora textil de la fábrica recuperada Brukman): “nos tienen miedo porque demostramos que, si podemos manejar una fábrica, podemos manejar el país. Por eso este gobierno se dispone a eliminar a la clase obrera, está decidido a reprimirnos, pusimos el cuerpo, la vida en juego y por eso tenemos que volver. No vamos a entregar la fábrica. Pedimos el apoyo de la sociedad para recuperarla”...”Tres compañeras corrimos las vallas y avanzamos, pero casi nos fusilan peor que en la dictadura, nos protegieron los periodistas con sus cuerpos”...”querían distraernos, pero con la presión de toda la gente, que eran como siete mil personas, decidimos avanzar porque lo que está en juego es nuestra dignidad”(5) (abril del 2003)Fueron los cuerpos en juego, indignados los que produjeron un 19 y 20 de diciembre que transformó la historia de la Argentina, y fueron los cuerpos vivos de Darío y de Maxi junto a otros miles, los que concretaban la unidad de los trabajadores y trabajadoras desocupad@s, exigiendo jugar con nuevas reglas. El temor de los poderosos, tuvo que avanzar sobre los cuerpos de los compañeros, para volver a encausar, a adoctrinar esa masa de hombres y mujeres dispuestos a jugarse, indignados, dispuestos a hacer visibles sus cuerpos dolientes, flacos de hambre y gordos de pan, imprimiendo su presencia “peligrosa” en las calles.
Cuando en nuestros encuentros proponemos técnicas y juegos, que implican movilizar los cuerpos, ponerlos en juego, tenemos claro que proponemos cuerpos jugando-se, en toda la dimensión que abarca la indignación, la bronca, como también las emociones alegres, los cuerpos vivos, alegres e inquietos.
Somos concientes que desafiamos la cultura academicista y teoricista, no negando la reflexión y el estudio, sino nutriendo este proceso de aprendizaje con la praxis, con los cuerpos, con las emociones.
Lo esencial del aprender, es que simultáneamente se construye el propio sujeto y nos proponemos construirnos sujetos y sujetas protagonistas de la historia.
Somos concientes que desafiamos la cultura academicista y teoricista, no negando la reflexión y el estudio, sino nutriendo este proceso de aprendizaje con la praxis, con los cuerpos, con las emociones.
Lo esencial del aprender, es que simultáneamente se construye el propio sujeto y nos proponemos construirnos sujetos y sujetas protagonistas de la historia.
En la educación popular, el proceso subjetivante del aprender-enseñar es fundamentalmente tomado en cuenta, y aquí el cuerpo presente, mas que las palabras, en la vivencia del aprendizaje y de las luchas, juega un papel primordial.
Así lanzados a esta aventura, nos jugamos, y nos vamos revolucionando a medida que vamos revolucionando nuestra realidad.
Los cuerpos de la historia
En el cuerpo “viven” las historias, los vínculos, y se funda la forma que tenemos de ser y estar en y con el mundo. Los hombres y mujeres construyen una relación con su cuerpo, y con los cuerpos de los demás, relación que no deja de ser un vínculo mediatizado por las condiciones culturales, los valores, las creencias religiosas, historia, etc.
Por ejemplo, son notorias las diferencias que se producen en las expresiones corporales, entre los pueblos centroamericanos, caribeños y los pueblos del sur del continente, o los pueblos andinos. Esto se expresa culturalmente por ejemplo en los bailes y fiestas tradicionales. El tango, el carnavalito, la salsa; llevan la idiosincrasia de cada lugar y de la construcción histórica hecha, se expresa también en el andar, en la postura y hasta en el tono muscular. Un docente me decía alguna vez, Maradona cuando juega baila tango, los cortes, los cambios de dirección, etc y Ronaldo cuando juega baila samba, como mueve la cadera. Otro ejemplo muy impactante, para mi, fue ver en la marcha inaugural del Foro social Mundial, las características del “manifestarse” de cada agrupación perteneciente a diferentes países del mundo, y era claro vincular esta manifestación, esta expresión corporal, con la historia de cada pueblo, los brasileros pasaban bailando, moviendo las caderas y con muchos colores, los Chilenos prácticamente callados, y hasta tenían un orden al caminar, grupos alemanes con consignas cortas, enérgicas y ordenadas, los argentinos, con bombos y caras cubiertas y una especie de “pogo” caótico y poderoso, y así desfilaba un arco iris de actitudes corporales. Cuerpos que hablaban su historia.
Es decir que a la hora de jugar y de “jugarse”, cada pueblo, cada grupo, tendrá su identidad, su forma, sus tiempos y estos modos inscriptos en los cuerpos son tenidos en cuenta a la hora de proponer y diseñar técnicas de participación o de interpretar sus resultados. Estas particularidades, también se observan en contextos cercanos (geográficamente hablando), pero diversos en cuanto a clase social, cultura, subjetividades. Todas estas posturas determinan un modo de comunicación y comunican algo, dejan entrever matrices de aprendizaje, tipos de relaciones, etc.(6)
El diálogo, mediador fundamental del proceso de aprendizaje, entendido de parte de los educadores y educadoras, básicamente como la capacidad de escucha, en este caso se nutrirá de la lectura de la historia que nos cuentan los cuerpos.
Por ejemplo es muy notoria la inmovilidad corporal, la disociación cuerpo/ mente en los ámbitos universitarios formales, donde en ocasiones hemos concurrido como equipo de Educación Popular, a talleres o charlas. La primer barrera son los bancos que se encuentran en tanta cantidad y tan juntos que resulta casi imposible correrlos para generar un espacio donde realizar una técnica o dinámica que involucre el cuerpo y el jugar. (también podemos pensar la politicidad de ese espacio tan inmóvil) A pesar de esto hemos propuesto jugar y nos hemos encontrado con gran resistencia o dificultad a poner el cuerpo por parte de los estudiantes.
Por otro lado trabajando en barrios del conurbano bonaerense, con trabajadores desocupados y desocupadas, tal vez con algún prejuicio de nuestra parte, suponíamos cierta apatía a comprometer el cuerpo, y nos encontramos con personas dispuestas a jugar, a bailar y divertirse. Luego comprobamos que mas de la mitad de estas personas no sabían leer ni escribir. También aprendimos que l@s compas decían mucho más a través del lenguaje del cuerpo, que con las palabras. Podríamos preguntarnos ¿cómo es esta relación en una compañera que vive en condiciones de hacinamiento, o con peligro de desalojo. O bien como es este vínculo en los compañeros y compañeras de los pueblos originarios.(7) Nos hemos preguntado mucho en nuestra experiencia en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, el simbolismo de Poner el cuerpo y de “jugarse” en este marco creado a partir de la ausencia de los cuerpos de los compañeros y compañeras hij@s de las Madres.
Myrta Chokler, se pregunta también:
“¿cómo se resignificó el lugar del cuerpo durante las Marchas de la Resistencia? Cuerpos de niños y adultos presentes en largas jornadas, en huelgas de hambre, en masivas procesiones, donde el cuerpo grupal resistente, hacía manifiesta la resistencia a la dictadura. Cuando el mandato de la dictadura era no actuar, no estar presente, ausentar el cuerpo, quitar el cuerpo para conservar el cuerpo, la consigna de la resistencia era poner el cuerpo, cuerpos presentes para reencontrar los cuerpos desaparecidos, para evitar que nos borraran la existencia, la vida y la dignidad”(8)
Por ejemplo, son notorias las diferencias que se producen en las expresiones corporales, entre los pueblos centroamericanos, caribeños y los pueblos del sur del continente, o los pueblos andinos. Esto se expresa culturalmente por ejemplo en los bailes y fiestas tradicionales. El tango, el carnavalito, la salsa; llevan la idiosincrasia de cada lugar y de la construcción histórica hecha, se expresa también en el andar, en la postura y hasta en el tono muscular. Un docente me decía alguna vez, Maradona cuando juega baila tango, los cortes, los cambios de dirección, etc y Ronaldo cuando juega baila samba, como mueve la cadera. Otro ejemplo muy impactante, para mi, fue ver en la marcha inaugural del Foro social Mundial, las características del “manifestarse” de cada agrupación perteneciente a diferentes países del mundo, y era claro vincular esta manifestación, esta expresión corporal, con la historia de cada pueblo, los brasileros pasaban bailando, moviendo las caderas y con muchos colores, los Chilenos prácticamente callados, y hasta tenían un orden al caminar, grupos alemanes con consignas cortas, enérgicas y ordenadas, los argentinos, con bombos y caras cubiertas y una especie de “pogo” caótico y poderoso, y así desfilaba un arco iris de actitudes corporales. Cuerpos que hablaban su historia.
Es decir que a la hora de jugar y de “jugarse”, cada pueblo, cada grupo, tendrá su identidad, su forma, sus tiempos y estos modos inscriptos en los cuerpos son tenidos en cuenta a la hora de proponer y diseñar técnicas de participación o de interpretar sus resultados. Estas particularidades, también se observan en contextos cercanos (geográficamente hablando), pero diversos en cuanto a clase social, cultura, subjetividades. Todas estas posturas determinan un modo de comunicación y comunican algo, dejan entrever matrices de aprendizaje, tipos de relaciones, etc.(6)
El diálogo, mediador fundamental del proceso de aprendizaje, entendido de parte de los educadores y educadoras, básicamente como la capacidad de escucha, en este caso se nutrirá de la lectura de la historia que nos cuentan los cuerpos.
Por ejemplo es muy notoria la inmovilidad corporal, la disociación cuerpo/ mente en los ámbitos universitarios formales, donde en ocasiones hemos concurrido como equipo de Educación Popular, a talleres o charlas. La primer barrera son los bancos que se encuentran en tanta cantidad y tan juntos que resulta casi imposible correrlos para generar un espacio donde realizar una técnica o dinámica que involucre el cuerpo y el jugar. (también podemos pensar la politicidad de ese espacio tan inmóvil) A pesar de esto hemos propuesto jugar y nos hemos encontrado con gran resistencia o dificultad a poner el cuerpo por parte de los estudiantes.
Por otro lado trabajando en barrios del conurbano bonaerense, con trabajadores desocupados y desocupadas, tal vez con algún prejuicio de nuestra parte, suponíamos cierta apatía a comprometer el cuerpo, y nos encontramos con personas dispuestas a jugar, a bailar y divertirse. Luego comprobamos que mas de la mitad de estas personas no sabían leer ni escribir. También aprendimos que l@s compas decían mucho más a través del lenguaje del cuerpo, que con las palabras. Podríamos preguntarnos ¿cómo es esta relación en una compañera que vive en condiciones de hacinamiento, o con peligro de desalojo. O bien como es este vínculo en los compañeros y compañeras de los pueblos originarios.(7) Nos hemos preguntado mucho en nuestra experiencia en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, el simbolismo de Poner el cuerpo y de “jugarse” en este marco creado a partir de la ausencia de los cuerpos de los compañeros y compañeras hij@s de las Madres.
Myrta Chokler, se pregunta también:
“¿cómo se resignificó el lugar del cuerpo durante las Marchas de la Resistencia? Cuerpos de niños y adultos presentes en largas jornadas, en huelgas de hambre, en masivas procesiones, donde el cuerpo grupal resistente, hacía manifiesta la resistencia a la dictadura. Cuando el mandato de la dictadura era no actuar, no estar presente, ausentar el cuerpo, quitar el cuerpo para conservar el cuerpo, la consigna de la resistencia era poner el cuerpo, cuerpos presentes para reencontrar los cuerpos desaparecidos, para evitar que nos borraran la existencia, la vida y la dignidad”(8)
Sin dudas el academicismo, el paso por la escuela, o el no paso, el tipo de trabajo, el lugar de vivienda, la ideología, la cosmovisión, la identidad de género, la historia, las luchas, etc. van moldeando el lugar del cuerpo en el proceso de aprender-enseñar y de vincularnos con el mundo. Cuando planteamos las técnicas participativas, los juegos, el poner el cuerpo, somos concientes de que abrimos la puerta a esta diversidad de construcciones y tenemos en cuenta, no solo el no invadir, el no forzar situaciones que resulten agresivas a la construcción de cada un@ o del grupo, sino también la posibilidad de enriquecimiento que esto produce. En una dinámica que implicaba cerrar los ojos, una compañera, luego de jugar voluntariamente, contó que era la primera vez en años que podía permanecer con los ojos cerrados, porque ella había estado secuestrada en la dictadura con los ojos vendados, y compartió con nosotros la superación de muchos miedos que estaban alojados en su cuerpo y en sus posibilidades de participación corporal, nos dijo que en este lugar sentía la confianza para seguir avanzando.
Utilizar técnicas participativas, implica ser conciente de estas movilizaciones, de esta apertura a la diversidad. ¿cuántas cosas no entraban en el proceso de aprendizaje de esta compañera?
Desde nuestra concepción, rechazamos la autoritaria actitud de quienes utilizan las técnicas para hacer mas “divertidos” los contenidos que imponen a los aprendientes.
Nuestros juegos, técnicas, dinámicas, no tienen el objeto de facilitar el aprendizaje, sino de complejizarlo, de abrir nuevos debates, nuevos puntos de vista, no ya teóricos, sino pasados por el cuerpo, por un proceso creativo, por la vivencia, instancias que aportan nuevos elementos para entonces si abocarnos a su análisis, a la confrontación con las otras vivencias.
Utilizar técnicas participativas, implica ser conciente de estas movilizaciones, de esta apertura a la diversidad. ¿cuántas cosas no entraban en el proceso de aprendizaje de esta compañera?
Desde nuestra concepción, rechazamos la autoritaria actitud de quienes utilizan las técnicas para hacer mas “divertidos” los contenidos que imponen a los aprendientes.
Nuestros juegos, técnicas, dinámicas, no tienen el objeto de facilitar el aprendizaje, sino de complejizarlo, de abrir nuevos debates, nuevos puntos de vista, no ya teóricos, sino pasados por el cuerpo, por un proceso creativo, por la vivencia, instancias que aportan nuevos elementos para entonces si abocarnos a su análisis, a la confrontación con las otras vivencias.
(1) Nuestra civilización occidental es heredera de veinte siglos de dualismo. Por empezar el dualismo teológico que separa radicalmente el alma (esencia divina), del cuerpo ligado a la animalidad; cuerpo culposo; cuerpo vergonzoso; cuerpo de pecado; cuerpo que es necesario disimular y ocultar. A este dualismo teológico, le siguió el dualismo filosófico y cartesiano (SXVII). “La mente” toma el lugar del “alma” La razón es soberana y el cuerpo despreciable. Existe una continuidad ideológica, al costo de una educación intelectual, esencialmente verbal, donde es necesario disciplinar al cuerpo para ponerlo al servicio de la razón. André Lapierre, “el lugar del cuerpo en la educación”
(2) “Géneros, sexualidades y subjetividades. Diálogo con Diana Mafía”, en “revolución en las plazas y en las casas”, ed. América Libre – Ed. Madres de Plaza de Mayo, Bs. As., 2004.
(3) En “Pedagogía del oprimido” , ed. Tierra Nueva, Montevideo, 1970
(4) Sobre ideas de Magali Muguercia en su artículo “la performance” en Colección educación popular en Cuba, Ed. Caminos, 1996
(5) Nota de página 12 del 22 de abril del 2003. “pusimos la vida en juego” Las trabajadoras y trabajadores habían sido desalojadas de la fábrica recuperada y en funcionamiento. En un intento de recuperación la policía reprimió salvajemente. (presidencia de Duahalde). Meses mas tarde, con una presencia permanente en carpas frente a la fábrica, las trabajadoras y trabajadores volvieron a producir en la fábrica recuperada.
(6) Se pregunta Mirta Hebe Chokler : “Si sabemos que la postura de pie, erguido firmemente sobre las piernas, da señales de dominio y seguridad ante el mundo, me pregunto, ¿Cómo puede pararse, con que seguridad y aplomo, con que equilibrio podrá erguirse un niño con sus pies torcidos realizando ajustes tónico-posturales siempre diferentes, al adaptarse a zapatos que no son propios, gastados por otros, generalmente desconocidos? En “Los organizadores del desarrollo psicomotor”, Ed. Cinco, Bs.As. 1988
(7) “Entre los Mapuche existe una antigua práctica: Hombres y mujeres hamacan en grandes mantas, que sostienen entre tod@s, a la mujer parturienta para que el balanceo la relaje y así se ubique mejor el niño en el canal de parto. Hay un compromiso y una participación activa de la comunidad en el nacimiento y primeros contactos madre-hijo. También hay un mayor contacto físico entre padres e hijos que el que vemos en nuestra población urbana. ¿cómo organiza esto las imágenes, los afectos, el pensamiento, la comunicación verbal en estos niños mapuches? Myrta H. Chokler. Ibidem
(8) Ibidem
Autor: Mariano Algava (para Pañuelos en Rebeldìa)
(2) “Géneros, sexualidades y subjetividades. Diálogo con Diana Mafía”, en “revolución en las plazas y en las casas”, ed. América Libre – Ed. Madres de Plaza de Mayo, Bs. As., 2004.
(3) En “Pedagogía del oprimido” , ed. Tierra Nueva, Montevideo, 1970
(4) Sobre ideas de Magali Muguercia en su artículo “la performance” en Colección educación popular en Cuba, Ed. Caminos, 1996
(5) Nota de página 12 del 22 de abril del 2003. “pusimos la vida en juego” Las trabajadoras y trabajadores habían sido desalojadas de la fábrica recuperada y en funcionamiento. En un intento de recuperación la policía reprimió salvajemente. (presidencia de Duahalde). Meses mas tarde, con una presencia permanente en carpas frente a la fábrica, las trabajadoras y trabajadores volvieron a producir en la fábrica recuperada.
(6) Se pregunta Mirta Hebe Chokler : “Si sabemos que la postura de pie, erguido firmemente sobre las piernas, da señales de dominio y seguridad ante el mundo, me pregunto, ¿Cómo puede pararse, con que seguridad y aplomo, con que equilibrio podrá erguirse un niño con sus pies torcidos realizando ajustes tónico-posturales siempre diferentes, al adaptarse a zapatos que no son propios, gastados por otros, generalmente desconocidos? En “Los organizadores del desarrollo psicomotor”, Ed. Cinco, Bs.As. 1988
(7) “Entre los Mapuche existe una antigua práctica: Hombres y mujeres hamacan en grandes mantas, que sostienen entre tod@s, a la mujer parturienta para que el balanceo la relaje y así se ubique mejor el niño en el canal de parto. Hay un compromiso y una participación activa de la comunidad en el nacimiento y primeros contactos madre-hijo. También hay un mayor contacto físico entre padres e hijos que el que vemos en nuestra población urbana. ¿cómo organiza esto las imágenes, los afectos, el pensamiento, la comunicación verbal en estos niños mapuches? Myrta H. Chokler. Ibidem
(8) Ibidem
Autor: Mariano Algava (para Pañuelos en Rebeldìa)
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