Imagina
una mujer que cree que es correcto y bueno que ella sea mujer.
Una
mujer que honra su experiencia y cuenta sus historias.
Que no acepta
cargar con los pecados de otros en su cuerpo y su vida.
Imagina
una mujer que cree que ella es buena.
Una mujer que confía en sí misma y
se respeta.
Que escucha sus necesidades y deseos y los abraza con
ternura y gracia.
Imagina una mujer que ha reconocido la influencia del pasado en el presente.
Una mujer que ha recorrido su pasado.
Que ha sanado en el presente.
Imagina una mujer autora de su propia vida.
Una mujer que inicia, se
esfuerza y se mueve en su propio nombre.
Que no acepta rendirse, excepto
a su Ser más verdadero y a su voz más sabia.
Imagina una mujer
que nombra a sus propios dioses.
Una mujer que imagina la divinidad a
su imagen y semejanza.
Que diseña su propia espiritualidad y permite que
ella le informe su vida diaria.
Imagina una mujer enamorada de
su propio cuerpo.
Una mujer que cree que su cuerpo es suficiente, tal
como es.
Que celebra su cuerpo y sus ritmos y ciclos como un recurso
exquisito.
Imagina una mujer que honra el rostro de la Diosa en
su propio rostro cambiante.
Una mujer que celebra la acumulación de sus
años y su sabiduría.
Que se niega a usar una preciosa energía ocultando
los cambios en su cuerpo y en su vida.
Imagina una mujer que
valora a las mujeres en su vida.
Una mujer que se sienta en círculos de
mujeres.
Que le recuerdan la verdad sobre sí misma cuando ella olvida.
Imagínate a ti misma como esa mujer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario