Venenos blancos que son
usados cómo alimentos
causando verdaderos estragos en nuestra salud.
Leche y productos lácteos:
(...)
La industria láctea es un negocio multimillonario y para sostenerlo
lisa y llanamente te están mintiendo.
Con justa razón se afirma: "Hay más crueldad en un vaso de leche que en
un pedazo de carne". Y adhiero a muchos autores en una
controvertida consideración: “Es más peligroso para la salud humana el
consumo de lácteos que el de carne”.
¿Cómo se obtiene la leche?
Para que una vaca produzca leche debe estar embarazada. En la jerga de
la industria láctea el recinto donde se insemina artificialmente a las
vacas se denomina "potro de violación". La vaca es encerrada y un
veterinario se pone un guante de látex (¡Hasta el hombro!) e introduce
su brazo completo en la vagina de la vaca. Cuando nazca su becerro,
para robarle la leche en beneficio (sólo monetario) de l@s human@s, es
necesario privarle, a aquel, de su alimento. Será separado de su madre,
con desesperación y sufrimiento de amb@s; es sabido que el ferviente
instinto materno de protección y el estrecho vínculo con su cría son
una constante en la naturaleza. La cría será alimentada con una mezcla
líquida e inmovilizada para evitar el desarrollo muscular. Esto le
causará una Anemia Ferropénica, con lo que su "carne" será
blanda y pálida y, a los pocos meses de vida, será enviada al matadero,
para ser convertida en carne de ternera. Para extender el tiempo y
producción de leche (hasta 10 veces lo natural), la vaca es inyectada
con Hormona de Crecimiento Vacuno (prohibida en Europa por cancerígena.
Ver documental La Corporación), que le causa mastitis sus mamas, que a
menudo llegan hasta el suelo con forúnculos que supuran pus y sangre,
experimentando mucho dolor continuo. La producción de leche merma, de
todos modos, por el ciclo natural del destete y la vaca es violada otra
vez, separada de su cría otra vez y así varias veces a lo largo de una
penosa vida en la que pasará horas enchufada a una máquina que a menudo
además de leche, no infrecuentemente arrancará de sus mamas también pus
y sangre. La llamada "vaca lechera", que incluso en la India termina
sus días en el matadero (Ver documental Earthlings), será enviada
enferma y exhausta al matadero cómo carne de segunda, tras 4 o 5 años
de esta tortura infernal, cuando en libertad habría vivido 20.
Todo ese estrés y adrenalina es consumido por la “humanidad lactante”
que paga el karma de la cosificación de la vida con sus tortuosas
enfermedades. No es casual que la ingesta de lácteos esté directamente
relacionada con el cáncer de mama.
Harinas Blancas:
Son
altamente mucogénicas. Te recuerdo que con harina blanca y agua
formamos engrudo, también llamado cola de trigo, la cual tiene un poder
de adherencia 20 veces mayor que la cola vinílica. Éste pegamento
empasta la vellosidad intestinal, impidiéndonos asimilar los nutrientes
de los alimentos; de tres longitudes de la vellosidad, la más cercana a
la pared intestinal está dedicada a la absorción de vitaminas, con lo
que al comer harinas blancas (panes, fideos, galletitas, tortas,
pastas, pizzas, etc.) estamos debilitando enormemente nuestro sistema
inmunológico. Ésta mucosa es sustrato y alimento ideal para que se
desarrolles parásitos que comen de la energía que debería estar
disponible para vos, te debilitan y te enferman.
Los órganos de depuración del cuerpo (hígado, riñón, pulmones) son cómo
esponjas. ¿Te imaginás lo difícil que es limpiar una esponja llena de
pegamento? Las harinas blancas aportan al cuerpo calorías vacías,
requieren mucho esfuerzo de digestión y consumen las reservas de
micronutrientes.
Lo mínimo es reemplazarlas por harinas integrales y mejor aún por el
grano entero integral, siendo lo ideal relegar los cereales a una
acotada proporción de la dieta y consumirlos germinados y crudos,
pudiendo utilizarse en preparaciones deshidratadas o fermentadas,
leches de semillas, etc.
Azúcar Blanca:
Es un
psicoactivo de uso legal con el que nos drogamos y drogamos a l@s
niñ@s.
Tiene efecto ansiolítico y antidepresivo; genera euforia. Es
altamente adictivo, alimento del cáncer y altamente acidificante. El
azúcar común es sacarosa, un disacárido compuesto por glucosa y
fructosa. Al ser desprovisto, en el proceso de refinamiento, de las
enzimas, vitaminas y minerales que naturalmente lo acompañan en la caña
de azúcar o la remolacha, el cuerpo realiza un esfuerzo enorme para su
metabolismo, ya que requiere de todos esos micronutrientes. Al igual
que el harina blanca son calorías vacías y combustible celular de
absorción muy rápida, por lo que en el momento de ingerirla se genera
un pico de glucosa en sangre. La híperglucemia (subidón de energía) se
debe al esfuerzo del cuerpo por devolver el equilibrio, equivalente a
darle un latigazo a un caballo. Los nutrientes que pasan a la sangre
deben ser usados o bien almacenados. La ingesta de azúcar refinado
siempre representa un exceso, ya que equivale a agregar un montón de
hojas secas a una fogata, ésta arderá por un corto tiempo y luego se
extinguirán las llamas. El cuerpo no puede simplemente arder aumentando
el calor por lo que deberá transformar el azúcar en grasa,
sobrecargando el hígado. Rápidamente vendrá el pico de hipoglucemia
(bajón anímico-energético). Éstos picos de concentración de la glucosa
en sangre, generan adicción. Pronto no podremos "divertirnos" o pasarla
bien sin esa droga, que además genera acostumbramiento y vuelve tosco
el paladar por lo que deberemos aumentar la dosis. Esa es la causa por
la que muchas personas pierden el gusto por los alimentos naturales,
simplemente no les sienten sabor. Así comenzamos a degenerar nuestra
alimentación consumiendo todo tipo de productos llenos de aditivos
químicos.
Podés empezar sustituyéndola por hojas
de Estevia (Hierba dulce) que además de endulzar es una planta
medicinal y ayuda a regular la glucosa en sangre. Es además
no-calórico, sin las desventajas de los edulcorantes artificiales
(aspartamo, acesulfame k, etc) que son cancerígenos,
Frutas pasas, con las que podés elaborar una miel hidratándolas en y
procesándolas con agua o Miel de ágave.
Otros endulzantes naturales
pero que han pasado por procesos calientes que han destruido sus enzimas son: Estevia en polvo o extracto, azúcar
integral, chancaca (panela,
rapadura, azúcar mascabo), melazas,
arropes, siropes, miel de cereales... es interesante el hecho que los
cosechadores de caña de azúcar, a pesar de pasarse la jornada
masticándola, presentan un índice normal de glucemia en los análisis de
sangre.
Lo ideal es plantear una estrategia
para salir de la adicción y poder volver a disfrutar del
exquisito
sabor de las frutas y alimentos vegetales al natural. A tal fin, un
proceso efectivo es pasar una onda encantada (13 días) sin féculas ni
frutas. Pudiendo consumir verduras, proteínas vegetales y grasas
vegetales (Ver clasificación en el apartado Trofología. Más sobre el
azúcar: Ver libro Sugar Blues.)
¿La
sal de la vida o sal asesina?
La sal marina, flor de sal y sal del Himalaya, son algunas sales
naturales, todas tienen la misma exacta proporción de minerales que
nuestro plasma sanguíneo (84 minerales esenciales en contraposición con
sólo dos elementos en la sal refinada) esto es simplemente porque la
vida se originó en el mar. Otra opción es la “sal vegetal” obtenida de
tostar y moler algas de mar. Todas estas sales naturales son
alcalinizantes.
El consumo de sal refinada es causa de diversas
enfermedades tal cómo hipertensión, gota, esclerosis, celulitis,
aumento del ácido úrico, cálculos en hígado y riñones, osteoporosis,
artritis; es acidificante. Se utilizan químicos para blanquearla, y
antiaglutinantes cómo el silicoaluminato de sodio que es causante de
Alzheimer.
Es importante no cocinar la sal ni el aceite, sino agregarlos al final
de la preparación y disolver la sal marina antes de agregarla, ya que
si la añadimos en forma sólida gran parte no se llega a ionizar y eso
nos da sed que es un síntoma de envenenamiento. La sal marina puede ser
evaporada al sol o por hervor, lo ideal sería averiguar cual es la
procedencia y método de evaporación y elegir la que no ha pasado por
calor y constatar que no tenga proceso de refinamiento.
Otra opción es salar con agua de mar, incluso se pueden cocer alimentos
en agua de mar. Hay que tener en cuenta la dosis. En un litro hay 35
gramos de sal marina. La dosis recomendada por la OMS es de 2,5 a 6
gramos por día, eso lo encontramos en 70 y 170 gr o ml de agua de mar
respectivamente. Una cucharadita de sal representa 5 gr que los
encontramos en 140 gr o ml de agua de mar. (También hay variación de
concentración de sales entre diferentes mares y conviene averiguarlo
antes. Averiguar también si la presencia de contaminantes en el lugar
de donde se extraerá supera los máximos saludables).
Todas las células de todos los organismos regulan la presión osmótica
con sodio, es decir que los alimentos naturalmente tienen sal y no es
necesario añadirla. Sin embargo dado que la sal marina ayuda a la
desintoxicación del organismo y a contrarrestar los efectos de la dieta
equivocada y el medioambiente contaminado, sobre todo por su contenido
en magnesio y oligoelementos, considero que podemos beneficiarnos con
un uso comedido de sal natural.
Salar y condimentar los alimentos, tanto cómo las transformaciones
culinarias y combinación de sabores inhibe el centro de
saciedad llevándonos a comer de más. Los alimentos deshidratados nos
permiten comer sin hambre. El “hambre selectivo” no es verdadero hambre
sino ansiedad o glotonería, si no tenemos hambre para una manzana
significa que aunque nos apetezca y “nos entre” una galletita, no
tenemos en ese momento disposición ni capacidad digestiva para
beneficiarnos con ese alimento.
Viabilidad Nutricional de la Dieta Vegana
Sobre la dieta vegana (La cual excluye todo tipo de carnes,
lácteos, huevos y miel) dice la Asociación Americana de Nutrición que,
bien
llevada, “Es saludable para todas las etapas de la vida”.
Debemos comprender que lo caprichoso, extremista e incluso peligroso
es aferrarse al paradigma imperante y no conseguir asomarse siquiera
por encima
de los muros de las costumbres y puntos de vista.
Vivimos en el extremo de la artificialidad y la inconciencia...
En el Reino del
Revés:
El paladar comanda la dieta.
Despilfarramos los tesoros de la Naturaleza para satisfacer
el deseo y escapar del miedo.
En la carrera de producción y consumo consumimos también nuestra
propia vida.
En EEUU el tratamiento médico es la 3ª causa de muerte
evitable.
En Argentina, primer consumidor de carne del mundo (72
kg/hab/año) las muertes por enfermedades relacionadas directamente con
la dieta
a base de carne, tal cómo cáncer y enfermedades cardiovasculares son,
por
supuesto, también las que encabezan las estadísticas y
tenemos una ley nacional que obliga a
suplementar el harina con hierro, porque adiviná qué: la
carne causa anemia.
Suiza primer consumidor mundial de lácteos es también Nº 1
en enfermedades directamente relacionadas con la ingesta de los mismos,
tal
cómo cáncer de mama, diabetes y osteoporosis, porque, entre otros
efectos, adiviná
qué: la leche descalcifica.
Nos acostumbramos a padecer numerosas enfermedades a lo
largo de la vida, a tomar fármacos de la cuna a la tumba y que nos
llegue la
muerte a los 70.
Nos acostumbramos también a la infelicidad y la injusticia,
la destrucción ambiental y a que mueran de hambre dos personas por
segundo.
No es sorprendente, entonces, que nos resulte extremista e
incomprensible la elección de la dieta vegana, estilo de vida
frecuentemente
motivado por sentimientos altruistas, ecologistas y de compasión.
Pero
veamos
cómo es viable al tiempo que altamente deseable desde el punto de vista
de la
salud.
Si miramos con
atención, las contradicciones y fisuras del
sistema se ven por todos lados.
Empecemos con el mito de las proteínas;
éstas tienen
sobretodo carácter estructural, formando los tejidos del cuerpo. El
momento de
mayor requerimiento proteico de nuestra vida es, por lo tanto, cuando
somos
bebés, ya que estamos formando nuestro cuerpo. El alimento exclusivo
diseñado
por la naturaleza para esa etapa es la leche materna. Resulta
impactante y
esclarecedor ver que el contenido de proteínas de la leche materna es
0,9%
¡Menos del uno por ciento!
Somos primates, frugívor@s, tenemos el pulgar oponible
justamente para trepar a los árboles, tomar y pelar la fruta, la cual
contiene
las exactas proporciones de nutrientes que necesitamos. Es un 80% agua
al igual
que nosotr@s y contiene alta proporción de fructosa, combustible de
fácil
absorción, (que no necesita de insulina para atravesar la membrana
celular).
Alta concentración de vitaminas, enzimas y minerales y una pequeña y
adecuada
cantidad de proteínas y grasas esenciales.
También demuestra nuestra condición dietaria el largo de
nuestros intestinos; l@s carnívor@s lo tienen de una y media a tres
veces el
largo del cuerpo, lo que le permite obtener beneficio y echar fuera
rápidamente
las toxinas de la putrefacción, en cambio nosotr@s lo tenemos 8 veces
más largo!
El exceso de proteínas es altamente acidificante y tóxico
abriendo el terreno para toda clase de enfermedades cómo artrosis, gota
y agota...
la energía del organismo!
Por eso incluso l@s animales carnívor@s,
quienes
tienen el ácido clorhídrico estomacal 2000% más concentrado que el
nuestro, viven
considerablemente menos que l@s no-carnívoros.
Además las proteínas no usadas para construir células deben
ser quemadas cómo combustible, lo cual es altamente ineficiente ya que,
deben
ser convertidas a glucosa primero o bien antes de eso en grasa para ser
almacenada y, en el momento de necesidad fisiológica de energía, ser
entonces
sí convertida en glucosa para ser metabolizada.
La grasa saturada y cocida es un cancerígeno perfecto.
Somos la
humanidad lactante ¿Será por eso tanta inmadurez?
Nunca en la naturaleza tomamos lácteos toda la vida y mucho menos de
otra
especie.
A los tres años de edad dejamos de producir lactasa, la enzima
que
digiere el azúcar mayoritario de la leche. Tomar leche careciendo de
lactasa es
sinónimo de que ese azúcar será fermentado por microorganismo de la
flora de
nuestros intestinos, desequilibrando su balance y volviéndose
patógenos. Tal es
el caso de la Cándida Albicans.
Todo muerto por cáncer presenta, al
momento de
su autopsia, una colonización masiva por Cándida; ésta es la
enfermedad, el
cáncer la estrategia del cuerpo para intentar aislarla.
Tod@s somos
intolerantes a la lactosa, sólo que unos organismos felizmente son más
sensibles que otros.
La Caseína, la proteína mayoritaria de la leche, es usada en
la industria cómo pegamento, por ejemplo para las etiquetas de las
botellas. Ese
pegamento es uno de los causantes del cáncer de colon.
La leche de vaca
tiene
1000% más caseína que la leche humana (además forma coágulos mucho más
duros y
difíciles de digerir.) y la vitamina B12 es sólo la
quincuagésima
parte (cincuenta veces menos) de la cantidad encontrada en la leche
humana. La
leche humana tiene dos parte de calcio por cada parte de fósforo (esta
es la
proporción necesaria para la absorción del calcio en human@s); en la
leche de
vaca encontramos una proporción de 1,3 partes de calcio por cada parte
de
fósforo, el cuerpo debe completar la proporción descalcificando huesos
y
dientes.
En China donde tradicionalmente nunca se consumieron lácteos,
la
osteoporosis, padecimiento muy raro, es llamada la enfermedad de la
mujer rica
(la única que podía consumir lácteos importados).
Deberíamos
comprender que no sólo es ciencia la
investigación, lo activo, racional, yang, el método
hipotético-deductivo que
conduce muchas veces a resultados falsos, sesgados por los puntos de
vista
(ad-hoc), sino también la observación pasiva de lo que empíricamente
(en la
práctica) funciona.
Y lo que funciona desde siempre, aún antes que la
mente
humana estuviera ahí para intentar explicarlo, es la Naturaleza.
Veamos por un
momento un archivo olvidado de la historia
médica. En 1952, durante la presidencia de Perón, Ramón Carrillo,
primer
ministro de salud de Argentina, con el asesoramiento de la Asociación
Naturista
de Buenos Aires (Naturismo es sinónimo de vegetarianismo) implementó un plan de salud que constaba, entre otras
cosas, de divulgar en radio y diarios los beneficios de comer sin carne
(De esa
época data el libro “1000 recetas sin carne” de Blanca Cotta, famosa
cocinera
argentina) y la necesidad de que en cada comida hubiera algo crudo.
Esto último
debido al conocimiento de los trabajos de Dr. Kouchakoff quien
descubrió que
todo alimento cocido causa un aumento repentino de los glóbulos blancos
en sangre
que es una respuesta común al ingreso de cualquier patógeno o agente
extraño al
organismo, lo que demuestra que este nunca se adaptó a la alimentación
caprichosa.
La carne cocida genera la respuesta más violenta
evidenciando el estado
de envenenamiento.
Los alimentos que naturalmente nos apetecen crudos,
debido a
nuestra constitución biofísico-espiritual son las frutas y las
verduras.
El
Plan Carrillo consistía también en dar dieta vegetariana en los
hospitales.
El
resultado fue que en pocos meses cerraron clínicas y hospitales, entre
ellos el
Hospital Santojani, por falta de enfermos.
A causa (más que a pesar)
del
abrumador éxito, el Dr. Carrillo fue defenestrado y perseguido debiendo
exiliarse en el extranjero, el Plan fue erradicado y pronto olvidado y
borrado
de la historia.
Con lo cual a pocos meses las cosas volvieron a la
normalidad,
es decir, los hospitales volvieron a verse colapsados, abarrotados de
enfermos.
Animate a
asomarte por encima de tus paradigmas y a experimentar!
Viví más, viví mejor, comiendo frutas y vegetales!
Sanar la
contradicción
espiritual que conlleva contradecir nuestra empatía natural por el
viejo mito
del “mal necesario” te devolverá mucha energía y felicidad!
Abra-zoos y salud!
Inti Ari Sol Lunar
(Escrito para Revista Liberación Animal)
Ariel Rodriguez Bosio
Arcoiris Universal