“Las personas están mal”, explica Naranjo, “y sufren en parte porque no
saben que sufren”.
Esta desazón vital, cuenta el psiquiatra, hace que
aparezcan la depresión, las enfermedades psicosomáticas y se pierda la
motivación y el sentido de la vida. “Hay malestar”, asegura, “pero el malestar no llegará más lejos mientras no se transforme en algo más”.
En su opinión, sólo hay dos cosas que pueden hacer que el mundo se transforme:
un cambio personal y una nueva educación.
El psiquiatra chileno Claudio Naranjo (Valparaíso, 1932) es una de las figuras más relevantes del humanismo contemporáneo. Creador de la terapia de la Gestalt y
el Eneagrama de la personalidad. Pese a tener ya 80
años, Naranjo escribe una media de dos o tres libros al año y sigue
impartiendo conferencias en todo el mundo.
La verdadera función de la educación, cuenta el psiquiatra, debería
servir para ir más allá de lo que somos. “En una escuela ideal”, explica
Naranjo, “acompañaríamos los procesos de aprendizaje, fomentaríamos la
creatividad y ayudaríamos a los niños a saber, sin la presión de las
clasificaciones. Los exámenes son trabajo, no educación. Se enseña a los niños a pasar exámenes que no sirven para nada y no son útiles en la vida”.
En su último libro, La revolución que esperábamos (Ediciones
La Llave), Naranjo asegura que estamos entrando en una transformación
que habíamos dejado de esperar, y que más bien nos asusta: hasta hoy
solo hemos conocido revoluciones políticas e ideológicas, y lo que ahora ocurre es una revolución de la consciencia.
En opinión de Naranjo, nuestros problemas sólo pueden ser resueltos con una conciencia distinta de los que los ha creado.
“La educación”, cuenta, “debería ser la institución que liderara este
cambio, debería estar a la cabeza, pero es la más obsoleta. Así son las
burocracias. Comienzan teóricamente al servicio de algo, pero al final
se sirven a sí mismas”.
La transformación, por tanto,
no vendrá de manos de un cambio político, del que Naranjo no se fía.
“Estoy en una época de mi vida en que estoy tirando la toalla respecto
al cambio de las instituciones”, reconoce el psiquiatra. “No creo que se
pueda ya hablar con las autoridades, con los que supuestamente tienen
poder.
Creo que la educación cambiará, si es que cambia, porque cambian los individuos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario