La antroposofía, sabiduría del hombre,
es una filosofía de vida, una manera de ver e interpretar el mundo.
Es
una cosmovisión que permite profundizar en las relaciones entre la
naturaleza, el hombre y el cosmos, para encontrar las respuestas que
surgen sobre los misterios de la vida. "La antroposofía es un sendero
del conocimiento que pretende conducir lo espiritual en el ser humano a
lo espiritual en el universo".
Así lo entiende Rudolf Steiner, un
filósofo y polifacético personaje que a principios de 1900 creó esta
ciencia espiritual.
Las variantes de las disciplinas que
Steiner fundó son: la triformación social; la medicina antroposófica; la
pedagogía Waldorf; la agricultura biodinámica; el arte de la palabra,
la música y el movimiento; y la terapia biográfica de los septenios, que
describe los procesos de maduración del ser en ciclos de 7 años,
repartidos en tres etapas de la vida.
Los tres septenios del cuerpo, que
van de 0 años a 21 años;
los tres septenios del alma, que van desde los
21 años hasta los 42;
y los tres septenios del espíritu: desde los 42
hasta los 63 años.
Los cuatro pilares de la espiritualidad
Abriendo los sentidos, la unicidad
aparece como un nuevo orden. Los mundos paralelos, las múltiples
personalidades se funden en un nuevo híbrido humano-dios. Es el
verdadero comienzo de la senda espiritual, la senda ya no del guerrero,
que era la de más aguante, sino la de la aceptación. El aspirante,
agobiado por sus crisis y estigmas, mira hacia una nueva tierra de
fraternidad, de desapego y de perdón, en medio de una enorme gratitud
con la vida. El camino espiritual no es el que lo lleva a uno al cielo,
es el que lo devuelve a la tierra con amor, para entonces fundar el
cielo en la tierra y a Dios dentro de cada persona.
1. Desapego
Un verdadero desapego es dejar el
egoísmo. Es dejar ir las ideas fijas sobre sí mismo y sobre otros, hasta
ver en verdad lo que hay en sí mismo y en cada ser. Desapego es
redefinir cada encuentro, sin prejuicios. El desapego es dejar ir las
enfermedades con las que nos hemos encariñado o que hemos usado de
excusa para no vivir. Es un ¡Ya basta! Desapego es salir desnudos por la
vida con el corazón por delante, sin más; es tenerlo todo sin depender
de nada, es ser más y tener menos.
Desapegados, podemos transformar los
valores materiales que hemos recibido o ganado, en profundos y
significativos valores espirituales. Más allá de las posesiones seremos
verdaderamente libres. Libres de la dependencia a los bienes, a las
ideas, al orgullo, al prestigio, a todo eso que nos ataba. Desapego no
significa dejar de tener, es dejar de depender.
2. Amor al prójimo
El amor al prójimo se cultiva y crece.
La fraternidad es el amor y la compasión caminando de la mano. Es creer
en la bondad fundamental que reside en cada ser humano, en su derecho y
anhelo de ser feliz y en su profundo trasegar, desde el primero del los
hombres hasta hoy. El amor al otro es el paso del egoísmo del instinto
de conservación, al altruismo del alma; es un amor manifiesto que
calienta a la gente con la que trabajas, con la que vives, con la que
sueñas. El amor al otro es saberse hermanados en la tierra bajo un mismo
cielo protector y bajo un mismo deseo de corazón: que el otro encuentre
lo que está buscando, que el otro sea feliz, entendiendo que el amor es
una fuerza multiplicante y que la felicidad no es excluyente.
3. Gratitud
Dar gracias es movilizarnos en el mundo
ya no desde la carencia sino desde la plenitud. Dar gracias es estar
conectados con la vida, con Dios, es entender los sacrificios de muchos
que han dado su vida por otros, es inventariar cuántos animales hemos
comido, cuántas vidas hemos tomado, cuántas madrugadas de nuestros
padres, cuántos profesores y vecinos nos cuidaron. Dar gracias es
devolver más tarde con talento, y crear una compensación positiva. Esto
es, doy un poco más de lo que recibí, honro a los que me han dado y me
comprometo a dar.
4. Perdón
Perdonar es dejar de sangrar en el alma.
Perdonar es perder, sí, perder poder sobre el otro; sí, es elegir la
salud propia que la condena del otro. Perdonar es trascender y
descongelarnos de esas escenas, es por fin volver a casa y dormir
tranquilos, en una actitud del alma frente al mundo, libre frente a la
ofensa y el ofensor, libre frente a nosotros mismos, libres y
desprendidos, aprendiendo a morir, renunciando al placer negativo de
seguir atando a otros con nuestra rabia. Es la compasión manifiesta en
nuestros actos, es el camino de la madurez de la vida y de la
adolescencia espiritual.
Elegir la unicidad a través de estos
cuatro pilares, es tener la certeza de que volvemos a casa con lo que
tenemos y no tenemos y rendir el corazón al alma y el alma al inmortal
espíritu.
Asociación Colombiana de Terapia Gestalt
No hay comentarios:
Publicar un comentario